Jorge Miguel Ramírez Pérez/
Es muy sospechoso que un funcionario de la Hacienda Pública no entienda a cabalidad su papel de garantizar con su hoja de servicios y sus decisiones, la confianza para que los capitales, no solo se retengan en el país; sino que manifiesten interés invirtiendo de manera sustancial más, incluso en propuestas hacia otros campos de la economía. Es el caso de Carlos Urzúa, a quien sus credenciales no le alcanzaron para representar el papel de interlocutor válido con el dinero, en un gobierno con pretensiones socializantes, él mismo como sugiere la entrevista dominado por sus inclinaciones ideológicas.
Académico como hay muchos en dominio de recetas y fórmulas econométricas del Banco Mundial, Urzúa nunca demostró entender las finanzas mexicanas, porque los economistas vernáculos como él, tienen muchos prejuicios intelectuales y la piel sensible, como para que entiendan que esas finanzas, no son estrictamente mexicanas sino representan en nuestro país y en cualquiera, solo uno de los pliegues de operación del dinero mundial.
De por sí, los funcionarios de México de la Hacienda son de los que conocen solo los abstracts de las revistas especializadas en la materia; con la limitante que las interpretan en un esquema ideológico antieconómico, donde dan un paso dentro de las argumentaciones del marxismo decimonónico, y otro dentro de la peor interpretación del británico Keynes. Nada que apetezca al mundo de los negocios y nada que ayude a cambiar el sino autoimpuesto, de obsesionarse con la pobreza como monotema de la vida económica de México.
Urzúa se revela con resentimientos profundos. Los economistas que son de ese tipo, son seguidores de Joseph Stiglitz apologista de Hugo Chávez y padrino ideológico de los fracasos económicos del bolivarismo, lo que demuestra lo balín que son los premios Nobel, otrora importantes. No saben como reproducir el capital, y sus propuestas son del siglo pasado, como esa que dijo Urzúa en la entrevista a Proceso, que López Obrador tenía la opción de expropiar terrenos de quien sabe quienes, porque calló los nombres; que rodeaban la inversión del NAIM, para que no obtuvieran ganancias de la inversión ya realizada. Igual que el economista soviético hace un siglo, Evgeni Preobrazhenki, cuya meta era confiscar recursos. ¿Porqué no investigaron a fondo las especulaciones? ¿con la cancelación perdieron valor los terrenos o solo lo redujeron? ¿Cuánto costó la propuesta del soviet supremo de cancelar el NAIM?
Urzúa por cierto pagó indemnizaciones opacas que la lógica indica que se sobrefacturaron de lo realmente devengado, por eso insiste que iba muy avanzada la obra. Es un misterio y tan fue un negocio de la oligarquía, que estaban muy contentos todos, con la ayuda excepcional prestada por la Hacienda de Carlos Urzúa. Casualmente nadie la hizo de jamón.
Ahora dice que no estuvo de acuerdo, a toro pasado. Nadie le cree.
Reconoce el jefe de finanzas de López Obrador que se opuso a los nombramientos que propuso Romo, porque este personaje de «es de la derecha». ¡Y Zambomba! dice en la entrevista, que se deben dejar de lado las ideologías. ¡Para Rypley!
Cae mal Urzúa, porque fue de las vacas sagradas intocables del COLMEX, y de pasada se llevó a esa escuela al sótano, demostrando que nunca pudo enseñarle economía a López, porque él mismo no la aprendió. Por cierto, en la etapa del Gobierno de la Ciudad de México, cuando él era el jefe de finanzas, su equipo tenía prohibido participar en la Convención Nacional Hacendaria.
Desde que llegaron los de este gobierno erraron, considerando prioritaria la inversión pública, tal parece que hace mucho que no checan los números, para percatarse que es abrumadora la inversión privada, a diferencia de la época de López portillo, cuando el sector privado tendría el 8 % del total de la inversión porque todo lo acaparaba el gobierno, con los rotundos fracasos que ello significo para la vida económica del país.
Lo que no dice es como se gastaron el dinero en el 2019. En una entrevista reciente Mario Di Constanzo, pregunta y les hace cuentas ¿donde quedaron los 700 mil millones que no aparecen? Una buena parte desaparecidos en la gestión de Urzúa.
En su débil defensa Urzúa ahora sale que él traía la meta de incrementar la inversión del 22% a casi al 25 %. Aparte de falso el planteamiento, esa meta nunca se reflejó en lo concreto, mas allá de su pizarrón mental. Mas bien lo que se resintió de inmediato, fueron las medidas para aterrorizar a los productores desapareciendo los apoyos públicos a la producción agropecuaria; a las PYMES y a cualquier forma de fortalecimiento de la infraestructura; despojando de los fondos de aportaciones para el desarrollo regional a los estados, con el fin de someter a las clases empresariales locales, que terminaron quebrando sus negocios no solo por la pandemia, sino porque les cortaron toda alternativa de sobrevivencia.
Así de erráticos fueron los proyectos fallidos de relocalizar todas las dependencias federales; el programa de reforestación «Sembrando corrupción» y la desaparición de facto de oficinas que se quedaron en el limbo. Porque ni siquiera un proyecto de desaparecerlas pudieron hacer.
Y ahora sale Urzúa, que estaba haciendo esfuerzos por abonarles dos puntitos a la inversión, cuando el mismo reconoce, que para inversión pública no hay nada. Porque fue en su gestión donde surgieron las pelas a los presupuestos para destinar dinero a los programas electoreros de apoyos a gente mayor, a jóvenes y a los siervos de la nación. ¿O no?
No se racionalizó la estructura de gobierno, porque el era el responsable estructural, pero es una persona que desconoce la organización de la administración pública. Claro que ese plan no se podía, pero no lo dijo. De hecho, pudo hacer algo, pero no tuvo y no tienen ningún esquema y desde que él fue Secretario de Hacienda, nadie sabe si desaparecen las delegaciones o no, si las secretarias se quedan así, o se adelgazan, y el desorden es tan largo, que nunca lo han dimensionado porque lo suyo es ser burócratas improductivos de las academias mexicanas, ayunos en aportaciones concretas
Se sorprende Urzúa en el Proceso que lo único que ha valido en Pemex fue Cantarel, pero nada hizo para empezar a cortarle brazos podridos a ese cadáver, que es la dizque empresa que sigue costando un dineral su pésima operación en permanentes números rojos.
Tantas, pero tantas cosas reveló Urzúa en contra suya, que mejor se hubiera quedado callado, no que así, se evidenció de sus carencias junto con las de ese gabinete, que sirve para nada y para lo que sigue…