Titanic, el testarudo de acero

La información del acervo histórico de Excélsior, deja ver incalculables historias que inmortalizaron al naufragio del Titanic como una de las tragedias marítimas más impresionantes de la humanidad.

La competencia por conquistar los mares con las embarcaciones más grandes construidas hasta el momento entre las compañías navieras británicas Cunard Line y White Star Line, fue propiciada por el desarrollo industrial en todo el mundo.

Después de que Cunard lanzó a las aguas sus emblemáticas embarcaciones Lusitania y el Mauretania a comienzos del siglo XX, la White Star respondió con el transatlántico Olympic, uno de sus más grandes creaciones que sufrió un percance con otro barco, por lo que, tuvo que ser sacado de circulación.

Mientras tanto, la compañía inglesa de la estrella blanca ya preparaba un certero golpe de la industria marítima con al dar a conocer la creación del RMS (Royal Mail Ship) Titanic; uno de los barcos más potentes y fastuosos de todos los tiempos.

ERIGIR A UN GRANDE
Su construcción comenzó el 31 de marzo de 1909. El costo total superó los 7.5 millones de dólares de la época. El navío fue botado al mar en Belfast, Irlanda del Norte, 31 de mayo de 1911; según las crónicas contenidas en el acervo histórico de Excélsior, más de 100 mil personas presenciaron la inmersión del Titanic al mar por primera vez.

Casi un año después concluyeron las labores de ensamblaje de la mayoría de los detalles interiores, así como los minuciosos elementos de lujo que caracterizaron al barco más famoso del mundo.

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Era el primer buque en el mundo equipado con la mejor tecnología de la época, además, contaba con una alberca, gimnasio, cancha de golf, sala de fumar, sala de lectura, biblioteca y orquesta. Disponía también de un moderno sistema de radiotransmisión Marconi, único en su tipo.

Según información de Dinero en Imagen, los precios de un boleto para abordar el Titanic, con las conversiones monetarias actuales, podían ir desde los 11 mil pesos en tercera clase, hasta un millón de pesos en la clase de lujo con sala de estar incluida.

La tripulación encabezada por el veterano capitán marítimo, Edward John Smith, quien había estado al mando del Olympic, por lo que, conocía el funcionamiento de los buques de la White Star. El viaje de Inglaterra a Nueva York representaba el último en la carrera del máximo jefe a bordo.

VIAJE INAUGURAL
El 02 de abril de 1912 se llevaron a cabo las pruebas previas de zarpaje en las que se establecieron parámetros de velocidad, frenado y manejo en general. Finalmente, el Titanic zarpó de Southampton, Inglaterra, el 10 de abril de 1912 con alrededor de 3300 pasajeros a bordo.

Una multitud se dio cita en el muelle para presenciar la partida del catalogado por la prensa como el medio de transporte más grande del mundo para ese momento. La embarcación de gran tamaño fue considerada como insumergible debido a sus considerables dimensiones y componentes tecnológicos que le brindaban altos niveles de seguridad en la navegación.

Con capacidad de transportar a más de 3,500 personas, el gigantesco artefacto de acero se enroló en su viaje inaugural para sorprender al mundo con su velocidad y ostentoso diseño de casi 40 mil toneladas de acero.

Hizo una primera parada en Cherburgo, Francia, donde abordaron más pasajeros que esperaban con su boleto en mano. El siguiente punto fue Queenstown, Irlanda, lugar que sirvió como punto de partida directo a una trágica aventura en el Atlántico.

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El también llamado “Barco de los sueños” entró a mar abierto y, durante cuatro días, la travesía transcurrió con normalidad. Los pasajeros disfrutaban de los lujos que el barco ofrecía, a pesar de que en su interior existía una división importante entre clases: primera, segunda y tercera.

A bordo se transportaban también millones de dólares en carga de diferentes tipos, así como automóviles, cajas fuertes, obras de arte y dinero en efectivo, entre otros objetos de valor. Se trataba de la fortuna de los magnates que se habían lanzado a vivir la aventura del transatlántico más grande y lujoso jamás construido hasta esos momentos.

LA COLISIÓN
El 14 de abril de 1912 el buque se adentró en aguas peligrosas, una zona del Océano Atlántico conocida por la constante presencia de enormes bloques de hielo flotantes en el agua helada. A pesar de ello, un tranquilo y despejado ambiente envolvió la ruta del navío. La falta de viento impedía ver donde rompían las olas.

El mar apacible permitió al transatlántico imprimir su máxima velocidad, poco más de 40 kilómetros por hora. Cerca de la media noche, el vigía logró vislumbrar una gigantesca masa de hielo a unos pocos metros de distancia de la proa. De inmediato alertó al puente de mando; el timón fue girado a tope hacia el lado izquierdo para tratar de evitar el iceberg.

Los motores fueron puestos en reversa con toda la potencia posible tratando de contrarrestar la velocidad a la que marchaba el gran barco. Los esfuerzos fueron inútiles: la embarcación golpeó con el enorme bloque de hielo en la parte baja del lado derecho de su estructura metálica.

¿Los astros conspiraron contra el Titanic?

El impacto fue violento; al interior del buque pudo sentirse una intensa vibración. Algunos pasajeros tomaron la situación con seriedad, mientras otros atribuyeron el movimiento al golpeteo de las propelas.

DESCONCIERTO
El capitán Smith fue informado del percance. De inmediato se cerraron todas las compuertas de seguridad y se realizó una inspección a fondo de la estructura del navío. Se determinó que el siniestro era de gravedad, el golpe ocasionó la fractura de seis cascos por donde el agua ya entraba rápidamente. En menos de tres horas el barco más grande del mundo reposaría en el fondo del océano.

Como parte de las maniobras de emergencia se hicieron llamados de auxilio a otros barcos, algunos respondieron pero les tomaría mucho tiempo llegar al lugar. El navío más cercano era el Carpathia, tardaría cuatro horas en brindar su ayuda.

El caos se apoderó de los pasajeros, a pesar de que se trató de controlar los ánimos todo se convirtió en desorden y confusión. Por su parte, la tripulación se encargó de soltar los 20 botes salvavidas, acción que solo lograría poner a salvo a menos de la mitad del total de personas a bordo.

AL FONDO DEL OCÉANO
El tiempo pasaba y el barco seguía hundiéndose, mientras tanto, la orquesta no dejaba de interpretar melodías para tratar animar a los malogrados viajeros del transatlántico. Una vez que la proa había quedado por debajo del agua, la popa se levantó de manera vertical dejando ver las colosales propelas en todo lo alto.

En ese momento, el barco se partió por la mitad. La proa comenzó a caer sobre el océano, mientras que la popa flotó por algunos minutos para terminar por sucumbir en las heladas profundidades del Atlántico. El RMS Titanic había desaparecido ante la mirada de las casi 700 personas (mujeres y niños en su mayoría) que se encontraban en los botes salvavidas alrededor del sitio de la tragedia.

Eran las 02:00 de la madrugada. Otros cientos de pasajeros estaban en las aguas congeladas en espera de ser rescatados por las pequeñas embarcaciones. Solo algunas regresaron en su auxilio. Unas horas más tarde, el Carpathia arribó al lugar de la catástrofe para rescatar a los supervivientes del infierno helado del Atlántico Norte. Cuatro días después, el buque inglés llegó a Nueva York donde ya era esperado por una gran cantidad de curiosos.

UN ESCÁNDALO
La noticia se apoderó de los periódicos alrededor del mundo, los diarios más importantes se encargaron de difundir que el Titanic no logró llegar a Estados Unidos y ahora se encontraba en el fondo del mar cargando consigo la vida de casi 1500 personas en el naufragio, además de otros cientos de desaparecidos.

En México, el semanario Revista de Revistas, publicó en su edición del 05 de mayo de 1912 una crónica de lo sucedido “La tragedia más terrible del mar y el más grande episodio de heroicidad colectiva”.

El texto relata los hechos al tiempo que brinda un panorama completo sobre el naufragio y algunas reflexiones, “esta olímpica tragedia ha servido para revelar que la humanidad ha dado un formidable avance en el progreso moral de la civilización, y se siente un enorme consuelo y un saludable orgullo a vivir esta época de la historia del mundo”.

“El sobrebrio Titanic moriría, pues la herida abierta por el “iceberg” era como el impacto simultaneo de 30 proyectiles… y la fuerza del choque superior a mil toneladas”, se puede leer en el artículo.

EL RESCATE DE LOS CUERPOS
El 17 de abril de 1912 el buque de reparación de cables, Mackay Bennett en servicio desde 1884, zarpó desde Nueva Escocia con la misión de recuperar los cadáveres del naufragio de Titanic en el congelante ambiente del océano del norte.

Después de más de treinta horas de camino, entraron a la zona del desastre donde hallaron cientos de cuerpos entre hombre, mujeres y niños. Otras embarcaciones se unieron a las tareas de rescate; poco más de 328 fueron retiradas del agua fría y cien más fueron enterrados en el mar. Dentro del protocolo de auxilio, 150 cuerpos fueron depositados en un cementerio en Halifax, Canadá.

DATOS Y MITOS
En 2010 la escritora Louise Patten, nieta del segundo oficial a bordo del trasatlántico, Charles Lightoller, reveló en su libro Good as Gold, que su abuelo conservó en secreto durante muchos años que un error al momento de girar el timón fue una de las principales causas de que el barco alcanzara a rozar la gigantesca masa de hielo.

El Titanic formaba parte de la transición de la navegación a vela a la navegación a vapor, por lo que, en la primera la dirección del barco respondía en sentido contrario al que se giraba el timón, mientras que, en la nueva tecnología de vapor para ese momento, el barco respondía a la dirección que se giraba el timón.

Por ello, según la versión, cuando se dio aviso del avistamiento del iceberg, el timonel Hitchins, giró el buque a la derecha, al percatarse del error de inmediato corrigió pero la colisión ya no pudo evitarse.

Por otra parte, se dijo que el propietario del buque, Bruce Ismay, al enterarse del accidente, se hizo presente en el puesto de mando y convenció al capitán de seguir navegando y no detener la marcha como la situación de emergencia lo requería. Esto propició que el gran barco tardara mucho menos tiempo en hundirse que si se hubiera hecho un alto total de los motores.

En 2011 se llevó a cabo una memorable conmemoración 100 años en que el Titanic fue puesto por primera vez en el agua. El evento denominado “Titanic 100”, tuvo lugar en Belfast, Irlanda del Norte, donde en 1911 la gigantesca nave fue botada al mar.

La última sobreviviente del naufragio, Elizabeth Gladys Dean, falleció en 2009 en un asilo para ancianos donde vivía en Londres. Al momento del percance marítimo, Gladys tenía 9 semanas de edad y sobrevivió junto con su madre y su hermano, el único que no pudo salvar la vida fue su padre Bertram Frank.

Vía Marconigrama, el Titanic llegó a recibir 21 advertencias de iceberg durante sus cuatro días de navegación, mismas que pasaron inadvertidas por el capitán Smith, quien decidió mantener la velocidad a pesar de navegar en zona con posible presencia de espesas capas de hielo.

A pesar que desde muchos años se planeaba un posible rescate de los restos del Titanic, nunca se tuvo certeza de la ubicación exacta del barco. A finales de la década de los setenta y principios de los ochenta, comenzó a hablarse de serias posibilidades de hallar el naufragio en el fondo del mar.

En septiembre de1985 los restos del Titanic fueron descubiertos y fotografiados por primera vez en las profundidades del océano después de 73 años. El hecho desencadenó una larga disputa por la propiedad del buque hundido.

La tumba del legendario transatlántico fue encontrada por el sofisticado robot submarino ‘Argo’, un artefacto que estaba diseñado para sumergirse a cuatro mil metros de profundidad, donde se halló la zona del desastre marítimo más conocido de la historia.

Los restos del RMS Titanic, perpetrados en el fondo del Atlántico Norte, pasaron a ser protegidos por la UNESCO al ser catalogados como patrimonio cultural subacuático en 2012, luego de cumplirse 100 años de su naufragio.

Los sobrevivientes a la tragedia fueron rescatados por el Carphatia horas después de que los botes salvavidas navegaran en medio de la nada entre las frías aguas del Océano Atlántico. El buque llegó a Nueva York el 18 de abril donde fue recibido por una multitud.

El único mexicano a bordo del histórico transatlántico era el abogado Manuel Uruchurtu. Originario de Sonora, el pasajero pasó a la historia luego de ceder su lugar en uno de los botes salvavidas a una mujer llamada Elizabeth Ramell Nye, quien suplicó ayuda para salvar su vida. Según afirman diversas versiones entorno al trágico evento marítimo.

Una embarcación pesquera noruega se encontraba cerca del sitio donde el Titanic se hundía, sin embargo, al ser ilegal la práctica que realizaban los hombres, se retiraron al ver las bengalas lanzadas por el desesperado buque británico; pensaron que se trataba de una patrulla marítima.

El capitán Smith se fue al fondo del mar con su embarcación. No se tienen datos exactos sobre cuál fue el sitio final que eligió el experimentado marinero para sucumbir en el último viaje de su carrera.

A pesar de que varios testigos aseguraron que el Titanic se partió en dos antes de hundirse, algunas teorías sugerían que el buque se había siniestrado en su forma completa. Esto fue desmentido al momento de ser encontrados los restos del transatlántico, aunque expertos han mencionado que durante su inmersión el gigante de acero terminó por fracturarse debido a la fuerza del agua y la velocidad.

Diversas han sido las posturas acerca de los motivos que propiciaron el naufragio. Estudios realizados al Titanic en el fondo del mar han arrojado que ciertos materiales de construcción como los remaches eran de baja calidad, lo que pudo haber influido al momento de la colisión con el bloque de hielo.

Otros análisis establecen que la estructura del barco se debilitó por un incendió que sufrió al interior del área de calderas unos días antes del accidente. A pesar de que el fuego fue controlado, estudiosos del tema afirman que eso pudo haber sido una posible causa de la grieta provocada por el iceberg.

Entre tantas versiones, se maneja de idea de que las maniobras realizadas para evitar el choque no fueron las más adecuadas. Por lo tanto, la capacidad de respuesta dejó mucho que desear por parte de la tripulación.

Uno de los diversos presagios que forman parte de los mitos, es la publicación del libro El naufragio del Titán, de Morgan Robertson, de 1898, en la que narra el hundimiento de un gran barco. La historia muestra muchas similitudes con lo sucedido al Titanic, por lo que, es considerado uno de los presagios más extraños entorno a la tragedia del transatlántico más importante de todos los tiempos.

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