LONDRES
Reino Unido selló el jueves un acuerdo comercial por el Brexit con la Unión Europea, apenas siete días antes de que abandone uno de los mayores bloques comerciales mundiales, en su giro global más significativo desde que perdió el imperio.
El pacto significa que se evitó un final caótico a un tortuoso divorcio que ha sacudido el proyecto de 70 años de forjar una unidad europea sobre las ruinas de la Segunda Guerra Mundial.
«El acuerdo está hecho», dijo una fuente de Downing Street. «Hemos recuperado el control de nuestro dinero, fronteras, leyes, comercio y aguas pesqueras».
«Hemos logrado este gran acuerdo para todo Reino Unido en un tiempo récord y bajo condiciones extremadamente desafiantes (…) todas nuestras líneas rojas claves sobre el regreso de la soberanía han sido cumplidas», agregó.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que el acuerdo es justo, equilibrado y correcto.
Aunque el pacto de última hora evita el más amargo de los finales para el divorcio el 1 de enero, Reino Unido se encamina hacia una relación mucho más distante con su mayor socio comercial de lo que casi nadie esperaba cuando se celebró el referendo en 2016.
El acuerdo parecía inminente desde hace casi un día, pero el pulso sobre cuánto pescado podrán capturar los barcos de la UE en aguas británicas retrasó el anuncio de uno de los acuerdos comerciales más importantes de la reciente historia europea.
Reino Unido abandonó oficialmente la UE el 31 de enero, pero estuvo desde entonces en un período de transición en el que las normas sobre comercio, viajes y negocios seguían sin cambios hasta fin de año.
Si las partes alcanzaron un acuerdo de cero aranceles y cuotas, ayudará a suavizar un flujo de bienes que representa la mitad de sus 900 mil millones de dólares de comercio anual.
También reforzará la paz en Irlanda del Norte, una prioridad para el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, quien ha advertido a Johnson que debe respetar el acuerdo de paz de Viernes Santo de 1998.
Incluso con un acuerdo, es seguro que habrá disrupciones a partir del 1 de enero, cuando Londres termine su a menudo tensa relación de 48 años con un proyecto dirigido por el eje franco-alemán que buscaba unir en una potencia global a las arruinadas naciones de la Europa posterior a la Segunda Guerra Mundial.