El Ministerio de Justicia de Rusia presentó este viernes una moción ante la Corte Suprema para prohibir lo que llamó un ‘movimiento LGBT+ internacional” por considerarlo «extremista». De acuerdo con la petición, descubrieron que las actividades del movimiento LGBT dentro de Rusia “incitan a la discordia social y religiosa” en violación de las leyes antiextremismo del país, dijo el ministerio en un comunicado.
No quedó inmediatamente claro cómo se espera que las autoridades rusas demuestren la existencia de «un movimiento LGBT+ global organizado» como ‘lobby’. Las personas que sean declaradas culpables de participación en un grupo “extremista” se enfrentan a largas penas de prisión.
“En la práctica, esto probablemente significaría que esa persona podría ser encarcelada por tener una bandera del arco iris en su avatar”, dijo la periodista de investigación independiente Farida Rustamova al portal The Moscow Times, acusando a las autoridades rusas de “inventar” el movimiento formal.
“Las personas (de la comunidad) LGBT+ son un grupo altamente vulnerable que enfrenta numerosos desafíos sociales. En los últimos años, las organizaciones LGBT+ se han esforzado por abordar estas cuestiones en un entorno extremadamente hostil. Los activistas se enfrentan a presiones del Estado, así como de grupos homofóbicos y transfóbicos, y a menudo soportan ataques físicos”, dijo al Moscow Times uno de los pocos activistas de la comunidad destacados que aún se encuentran dentro de Rusia, hablando bajo condición de anonimato ante temores de represalias.
«Esta prohibición privaría a las organizaciones LGBT+ de la oportunidad de operar y expondría a sus activistas y empleados al riesgo de ser procesados penalmente […] Esencialmente, implicaría un proceso penal basado únicamente en la orientación o identidad de cada uno».
Está previsto que el Tribunal Supremo de Rusia se pronuncie sobre la petición del Ministerio de Justicia el 30 de noviembre. De aprobarse, el fallo equipararía el llamado “movimiento LGBT+” con grupos como el del crítico del Kremlin encarcelado Alexei Navalny.
Rusia, que se presenta como un baluarte moral frente a la decadencia de Occidente, ha multiplicado en los últimos años las medidas contra las comunidades LGBT+, alegando defender a los niños frente a conductas a su juicio inaceptables. Para los defensores de los derechos humanos, el presidente Vladimir Putin y su régimen están llevando a cabo una política homófoba y tránsfoba.
En 2013, Rusia prohibió la “propaganda de relaciones sexuales no tradicionales” hacia menores. El año pasado, el presidente Vladimir Putin amplió la ley para incluir exhibiciones públicas de relaciones y estilos de vida no tradicionales para personas de cualquier edad, no sólo menores. La homosexualidad fue un delito en Rusia hasta 1993 y se consideró una enfermedad mental hasta 1999.
«El poder ruso olvida una vez más que la comunicad LGBT+ son personas, ciudadanos de este país como de los otros. Y ahora no solo quieren hacernos desaparecer del espacio público sino prohibirnos como grupo social», reaccionó Dilia Gafurova, directora de la fundación «Sphere» de defensa de los derechos de las personas LGBT+. «Es una medida típica de los regímenes represivos y no democráticos: perseguir a los más vulnerables», añadió, prometiendo «luchar» por los derechos de ese colectivo en Rusia.