Las campanas de la época de las cruzadas y los tubos de órgano de la Iglesia de la Natividad de Belén están inspirando los esfuerzos de los investigadores por recrear la música tal y como pudo sonar en el lugar de nacimiento de Jesús hace casi 800 años.
Preocupados por la posibilidad de que fueran destruidas, los cruzados de mediados del siglo XIII enterraron las 13 campanas de bronce cerca de la iglesia en vísperas de una ofensiva musulmana, untándolas con grasa animal para protegerlas de la oxidación, explica David Catalunya, quien dirige un proyecto para construir réplicas de las mismas.
Es un proceso muy largo, no sólo en cuanto a la construcción de la materialidad de los instrumentos, sino también de su contexto cultural e intelectual», explica Catalunya, investigador de las universidades de Oxford y de Wuerzburgo, Alemania.
Una vez concluida la fase de investigación exploratoria, calcula que se tardará unos cinco años en fundir copias totalmente funcionales.
Mientras tanto, un golpe de nudillos es suficiente para obtener un timbre claro y agudo de los originales, cuyos badajos hace tiempo que se han podrido, como se demostró en la Custodia de Tierra Santa de la Iglesia Católica Apostólica Romana, que resguarda la colección única.
«Es la mitad del sonido original, (que) era mucho más rico y fuerte y un poco más bajo», dijo Catalunya.
Las campanas formaban parte de un carillón que acompañaba los cantos dentro de la iglesia, dijo el Padre Stephane, un fraile franciscano liturgista de la Custodia.
Fueron descubiertas a principios del Siglo XX, junto con 222 tubos de cobre medievales del órgano de la Iglesia de la Natividad, durante una obra en el recinto de la iglesia franciscana, dijo el padre Stephane.
La colección también incluye el cetro del obispo de Belén y candelabros del siglo XII que, según Catalunya, fueron fabricados en Francia, lo que sugiere una procedencia compartida con las campanas y los tubos del órgano, que, según el padre Stephane, son los más antiguos de la cristiandad.