GAZA/
Miles de palestinos salieron a las calles de Ciudad de Gaza el viernes por la madrugada para celebrar la entrada en vigor de un alto el fuego en la última guerra con Israel, visto por muchos como una costosa pero clara victoria para el grupo insurgente islamista Hamas. Israel prometió responder con un «nuevo nivel de fuerza» a futuras hostilidades.
Hombres jóvenes y niños ondearon banderas palestinas y de Hamas, repartieron dulces, hicieron sonar las bocinas de sus autos y prendieron fuegos artificiales. Las celebraciones espontáneas se repitieron en Jerusalén este y en toda la Cisjordania ocupada.
El ambiente era más sombrío en Israel, donde el primer ministro, Benjamin Netanyahu, enfrentó las airadas acusaciones de su base conservadora que considera que detuvo los enfrentamientos demasiado pronto.
Los 11 días de guerra causaron más de 200 muertos, en su gran mayoría palestinos y una devastación generalizada en la ya empobrecida Franja de Gaza, gobernada por Hamas, pero las oleadas de proyectiles que paralizaron la vida en gran parte de Israel son consideradas por muchos palestinos como una respuesta valiente a lo que se percibió como abusos israelíes en Jerusalén, el corazón emocional del conflicto.
En Jerusalén se registraron choques esporádicos entre manifestantes y la policía israelí. Palestinos arrojaron piedras y la policía respondió con granadas aturdidoras y gases poco después de los oficios del viernes en los alrededores de la mezquita de Al Aqsa.
Los choques en el lugar santo, venerado por musulmanes y judíos, fueron uno de los principales detonadores de la guerra de Gaza. Inmediatamente después de los oficios, cientos de palestinos habían realizado un acto de celebración en el que ondearon banderas palestinas y de Hamas. No estaba claro cuál fue el detonador de los choques.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, advirtió que «si Hamas cree que toleraremos una llovizna de cohetes, se equivoca». Prometió responder con ‘un nuevo nivel de fuerza’ ante una eventual agresión en cualquier lugar de Israel.
El mandatario israelí, criticado por su base militarista por considerar que puso fin a la ofensiva prematuramente, dijo que Israel había hecho ‘cosas audaces y nuevas, sin dejarse arrastrar a aventuras innecesarias’. Añadió que las fuerzas israelíes causaron un «daño máximo a Hamas con un mínimo de bajas en Israel».
Netanyahu aseguró que los ataques israelíes mataron a más de 200 milicianos, entre ellos 25 comandantes y alcanzaron más de 100 kilómetros de túneles de las milicias.
Como en las tres guerras previas entre los enemigos acérrimos, la última ronda de combates concluyó sin un ganador claro. Israel reclamó haber causado grandes daños a Hamas con cientos de demoledores ataques aéreos, pero de nuevo no pudo detener el lanzamiento de cohetes.
Hamas también reclamó la victoria a pesar de las terribles consecuencias de la guerra para incontables familias palestinas que perdieron a sus seres queridos, sus casas y sus negocios. Ahora enfrenta el enorme desafío de reconstruir un territorio afectado por una elevada tasa de desempleo y por la pandemia del coronavirus.
La tregua estuvo mediada por el vecino Egipto luego de que Estados Unidos presionó a Israel para que detuviera su ofensiva. Netanyahu anunció que su país había aceptado la propuesta el jueves por la noche e hizo hincapié en que ‘la realidad sobre el terreno determinará el futuro de la campaña’.
Los enfrentamientos comenzaron el 10 de mayo, cuando insurgentes de Hamas en Gaza dispararon cohetes de largo alcance hacia Jerusalén. Los proyectiles llegaron tras días de choques entre manifestantes palestinos y policías israelíes en Al Aqsa. Las severas tácticas policiales desplegadas en el complejo y la amenaza de desahucio de decenas de familias palestinas por porte de colonos judíos avivaron las tensiones.
Hamas y otros grupos insurgentes lanzaron más de 4.000 proyectiles hacia Israel durante la guerra. decenas de ellos llegaron hasta Tel Aviv, la bulliciosa capital comercial del país. Israel respondió con cientos de ataques aéreos contra lo que calificó de infraestructura militar de Hamas, incluyendo una vasta red de túneles.
Al menos 230 palestinos murieron, entre ellos 65 menores de edad y 39 mujeres y 1.710 más resultaron heridos, según el Ministerio de Salud de Gaza, que no desglosa las cifras entre combatientes y civiles. En Israel fallecieron 12 personas, entre ellos un niño de cinco años y una joven de 16.
Desde el inicio de los combates, las infraestructuras de Gaza, que ya estaban debilitadas por un bloqueo de 14 años, se han deteriorado rápidamente y la ofensiva aérea causó daños en escuelas y centros de salud.
Los suministros médicos, el agua y el combustible para generar electricidad escasean en la Franja, sobre la que Israel y Egipto impusieron un bloqueo cuando Hamas le arrebató el poder a la Autoridad Palestina en 2007. Desde entonces, el presidente palestino, Mahmoud Abbas, gobierna las áreas autónomas de la Cisjordania ocupada por Israel y tiene una limitada influencia en Gaza.