MONTREUX, Suiza./
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, respaldó a la UEFA en su oposición a la Superliga europea privada fundada por 12 grandes clubes disidentes, que según el dirigente de la Federación Internacional de Futbol «deberán afrontar las consecuencias» si persisten en su proyecto.
La intervención de Infantino en la apertura del Congreso de la UEFA en Montreux (Suiza), donde se reúnen representantes de 55 federaciones nacionales, era especialmente esperada, pese a que en el pasado el italosuizo y el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, han tenido numerosos puntos de fricción.
Infantino fue claro desde el principio al afirmar que no existe «ni la menor duda» de que la FIFA «desaprueba con firmeza» el proyecto de la Superliga europea anunciado por 12 grandes clubes.
Considera esa nueva competición «un club cerrado» y «disidente de las instituciones existentes», algo que deberá hacer que las formaciones tengan que «afrontar las consecuencias» de su ruptura si persisten en ella.
«O estás dentro, o estás fuera. No puedes estar mitad dentro y mitad fuera», añadió, agitando de nuevo la amenaza de la exclusión de los clubes impulsores de la Superliga europea y de sus jugadores de todas las competiciones nacionales e internacionales, sin citar sin embargo medidas concretas.
«Los ascensos y los descensos son un modelo que ha tenido éxito», estimó el dirigente, posicionándose en contra de un sistema de liga casi cerrada en el que los clubes fundadores tengan garantizada su clasificación cada temporada, en lugar de la fórmula actual de la Liga de Campeones, en la que los equipos tienen que obtener su billete a través de sus ligas nacionales.
La UEFA necesitará a la FIFA para las eventuales represalias que contempla aplicar a los clubes secesionistas, entre ellas la posibilidad de impedir a los jugadores de esas formaciones disputar partidos con sus selecciones y verse privados de torneos como el Mundial.
Minutos antes de las palabras de Infantino, el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, había criticado también en el Congreso de la UEFA ese proyecto de Superliga europea, creado por seis clubes ingleses (Arsenal, Chelsea, Tottenham, Liverpool, Manchester City, Manchester United), tres españoles (Real Madrid, FC Barcelona, Atlético de Madrid) y tres italianos (Juventus, AC Milán, Inter de Milán).
«El modelo deportivo europeo es un enfoque único (…) fundado en la apertura de una competición equitativa que da prioridad al mérito deportivo. Ese modelo está amenazado ahora (…) ante el desafío de un enfoque puramente guiado por los beneficios», lamentó.
PUERTA ABIERTA
Aleksander Ceferin se había mostrado muy vehemente el lunes en su rechazo a la Superliga europea, considerando que estaba impulsada por algunos dirigentes que habían actuado como «serpientes» guiados «por la codicia».
El dirigente esloveno dejó este martes una puerta entreabierta a la reconciliación al enviar un mensaje a los responsables de esos clubes en el que decía que «todavía están a tiempo de cambiar de opinión».
Pero por ahora la situación parece en dos puntos frontalmente enfrentados y una pregunta empieza a circular de cara a las semifinales de la Liga de Campeones, previstas para la próxima semana, donde tres de los cuatro equipos, Real Madrid, Chelsea y Manchester City, forman parte del grupo de disidentes. El único semifinalista que no forma parte del nuevo proyecto es el Paris Saint-Germain.
El danés Jesper Moller, miembro del Comité Ejecutivo de la UEFA, dijo esperar que la reunión el viernes de la UEFA sirva para tomar la decisión de excluir a los tres disidentes.
El presidente del Real Madrid y primer presidente del organismo que gestiona la Superliga europea, Florentino Pérez, no ve posible esa exclusión del equipo ‘merengue’ de la actual Liga de Campeones.
«No va a pasar, es imposible», sentenció Pérez en el programa español de televisión El Chiringuito.
La Federación Alemana de Futbol (DFB) solicitó que los 12 clubes fundadores de la Superliga europea sean excluidos de todas las competiciones.