Evo Morales anuncia que se reactivará plan de litio

BOLIVIA.

El exgobernante Evo Morales anunció este martes que el flamante presidente Luis Arce reflotará el plan para convertir el Salar de Uyuni en la capital mundial del litio, uno de sus proyectos insignia, horas después de su regreso a Bolivia tras un año en el exilio.

Lo hizo en las puertas del salar, el más grande del mundo y también con los mayores depósitos de litio del planeta. Una promesa que cayó como un regalo de Navidad anticipado para los cerca de 30.000 habitantes de la ciudad de Uyuni, a pocos minutos de allí, que vive del turismo con visitas de miles de personas cada año.

Pero por la pandemia del coronavirus, la ciudad del suroeste de Bolivia ubicada a más de 3.600 metros sobre el nivel del mar está prácticamente paralizada.

«El plan que teníamos lo vamos a retomar ahora con el Lucho presidente», aseguró el líder indígena, en una conferencia en el majestuoso Palacio de Sal, construido enteramente con bloques de ese mineral.

«Para 2030 nos habíamos planteado instalar 41 plantas, la mayoría en el departamento de Potosí y una parte en el departamento de Oruro», afirmó.

Su Gobierno planeaba construir ocho de esas plantas con la empresa china Xinjiang Tbea Group-Baocheng, con la que firmaron acuerdos en febrero del año pasado. Cuatro eran en el Salar de Uyuni y tres en los salares de Coipasa y Pastos Grandes, más al norte.

«EL LITIO PUEDE SALVARNOS»
Uyuni recibió al líder aymara con una multitudinaria bienvenida. Durante el mandato de Morales (2006-2019), se construyeron postes de luz, un aeropuerto y carreteras para llegar a la ciudad, que en los últimos años fue punto de paso del Rally Dakar.

«Él es todo, lo defenderemos siempre», dijo Félix Balbuena, de 45 años, que fue a recibirlo junto a toda su familia desde el pueblo de Colchani, muy cerca de Uyuni.

El líder indígena renunció a la presidencia el 10 de noviembre de 2019 tras perder el apoyo de las fuerzas armadas en medio de protestas por su polémica cuarta reelección. Poco después, salió del Bolivia y se refugió en Argentina durante 11 meses. Regresó el lunes e inició una caravana de 1.100 km desde la ciudad fronteriza de Villazón, pasando por varios pueblos del sur de Bolivia hasta la zona cocalera de Cochabamba.

«SALVAR A BOLIVIA»
Durante años, hasta la llegada del turismo, la extracción de sal ha sido la principal ocupación de los habitantes de la zona. Pero junto a la sal, existen otros materiales preciados en el subsuelo.

En medio de la crisis por la pandemia del coronavirus, la industrialización del litio, «el oro blanco» clave para la producción de baterías y el desarrollo de vehículos eléctricos, es la esperanza en la zona.

Nosotros tenemos este salar, que amamos, pero que también puede salvar a Bolivia», dice Juan Emilio Gutiérrez, que se dedica al turismo.

Bolivia posee 21 millones de toneladas de reservas de litio, gran parte de ellas en el Salar de Uyuni.

Pero este mineral, además de ser la sempiterna promesa para sacar a Bolivia de la crisis, ha estado en el foco de la crisis política reciente. Morales ha repetido que renunció por un «golpe de litio» en su contra promovido por Estados Unidos.

El litio también fue uno de los puntos de tensión en la reelección de Morales y un motivo de enfrentamientos con grupos opositores en Potosí.

«CEMENTERIO DE TRENES»
La temporada de lluvias, entre diciembre y marzo, es cuando el Salar recibe más visitas. El agua genera una fina capa sobre la sal que provoca el famoso efecto espejo de Uyuni: da la sensación que se camina sobre las nubes.

Pero la pandemia trajo una sensación de abandono en la zona.

Nosotros estamos como el cementerio de trenes», dice Franz Avis, de 68 años, en referencia a una estación donde se acumulan restos de vagones y locomotoras a las afueras de la ciudad, despojos de una época en la que transportaban oro, plata y estaño, entre otros minerales.

Todos los habitantes de la ciudad lo cuentan orgullosos: a fines del siglo XIX se construyó la primera línea de ferrocarril de Bolivia, que comunicaba Uyuni con Antofagasta. Tras la Guerra del Pacífico, Chile se anexionó el Departamento de Atacama, dejando desde entonces a Bolivia sin salida al mar.

Lo que queda ahora es un amasijo de trenes oxidados.

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