El papa Francisco finalizó este miércoles su visita oficial de cuatro días a Eslovaquia, un país de 5.4 millones de habitantes situado en el corazón de Europa, con una misa en el santuario mariano de Sastin ante 50 mil feligreses.
Durante su viaje, el Papa de 84 años pronunció doce discursos y visitó cinco ciudades diferentes, con una escala en Hungría, con motivo de un congreso religioso, sin ocultar su agradecimiento por interactuar con sacerdotes y jóvenes.
Acompañado por un médico y dos enfermeras durante la visita, apareció sonriente y en buena forma.
El santuario de Sastin, conocido como la basílica de los Siete Dolores de la Virgen María, cuya historia se remonta al siglo XIV, es un lugar de peregrinación muy famoso en Eslovaquia.
El Papa se reunió este miércoles por primera vez con los obispos con los que llegó a orar en la iglesia del santuario, antes de presidir una misa en un enorme campo contiguo que primero paseó en un papamóvil y, luego, se dio un baño de multitudes.
Frente a los fieles de Eslovaquia, un antiguo país comunista que se autodefine 60% católico pero poco practicante, el sumo pontífice defendió «una fe que no sea abstracta», que «aporte solidaridad a aquellos que lo necesitan».
Les pidió que fuera acogedores frente a los «egoísmos personales y colectivos».
Juan Pablo II viajó a Eslovaquia tres veces. Su última visita, en diciembre de 2003 durante cuatro días, fue particularmente difícil para el papa polaco, muy mermado por su enfermedad de Parkinson.
Cerró su viaje número 102 cuando tenía 83 años de edad, con una misa solemne en Bratislava a la que asistieron 200 mil personas.
Muchos cristianos pasaron la noche en la capital eslovaca, durmiendo en tiendas de campaña o fuera en sacos de dormir, esperando al pontífice, a quien muchos temen ver por última vez.
Entre los participantes a la misa final del papa Francisco en el santuario de Sastin se pudo ver al exsecretario privado y amigo cercano de Juan Pablo II, el cardenal polaco Stanislaw Dziwisz.
Este último está siendo investigado por una denuncia ante la justicia supuestamente por esconder casos de abusos sexuales a menores en la Iglesia.
Se acercaron menos personas de lo esperado durante las distintas visitas del papa Francisco en un país donde el temor al contagio del covid es real, sobre todo porque solo la mitad de la población adulta ha sido vacunada.