«La idea era buscar el Louvre en Picasso y Picasso en el Louvre», una «lógica de espejo» tejida en el hilo conductor de la exposición, resume Dimitri Salmon, comisario de la exposición.
Una relación ecléctica, tumultuosa y de mutua influencia: a partir del miércoles, el museo francés Louvre-Lens explorará el diálogo entre el prestigioso museo parisino del Louvre y el pintor español Pablo Picasso, en una lectura cruzada entre dos gigantes de la historia del arte.
Entre el 13 de octubre y el 31 de enero de 2022, La exposición «Les Louvre de Pablo Picasso» exhibirá 450 pinturas, dibujos, esculturas, grabados, fotografías y otros documentos de archivo, incluyendo algunas piezas «excepcionales» nunca antes exhibidas.
Picasso (1881-1973) «tenía un extraordinario poder de visión, de comprensión y de integración del arte», dijo a la AFP Marie Lavandier, directora del museo Louvre-Lens, una antena del establecimiento parisino, ubicada en el norte de Francia.
En los pasillos del Louvre parisino, que Picasso «recorrió incansablemente desde 1900», «encontró un prodigioso material de inspiración», asegura.
Antigüedades griegas, romanas u orientales, esculturas, artes gráficas… «La idea era buscar el Louvre en Picasso y Picasso en el Louvre», una «lógica de espejo» tejida en el hilo conductor de la exposición, resume Dimitri Salmon, comisario de la exposición.
- Admiración y escepticismo –
Los visitantes podrán sumergirse en una reconstrucción de algunos departamentos del museo parisino, que reunirá las creaciones del genio español con aquellas en las que pudo inspirarse.
Hay cosas muy conocidas, como su trabajo en el «Almuerzo sobre la hierba» de Edouard Manet.
Y otras mucho menos como su relación con el arte egipcio, los retratos de Fayum, su inspiración en los objetos de arte, la joyería, la cerámica», dice Lavandier.
Entre las piezas más impactantes está «El baño turco», una «obra maestra icónica» de Jean-Auguste-Dominique Ingres.
Más allá de las formas, los colores y los movimientos de los que se nutrió el pintor cubista, la exposición da protagonismo a otro relato: la relación del artista con la institución, que durante mucho tiempo osciló entre la admiración y el escepticismo.
Aunque las relaciones personales de Picasso con los conservadores, como Georges Salles, director de los museos de Francia de 1945 a 1957, fueron a veces excelentes, las cartas y los artículos nos recuerdan que el artista también dividió en ocasiones, como en el «asunto Picasso», cuando el consejo artístico de los museos nacionales entró en conflicto por su cuadro «Naturaleza muerta» (1937).
- «Ultrajes» –
El Louvre ha sido a veces muy crítico con Picasso, con una especie de incomprensión entre los especialistas en pintura antigua, de la modernidad de su obra», señala Salmon.
Uno tiene la impresión de que los ultrajes que infligía a la figura humana eran difíciles de aceptar para los conservadores. Algunos cambiaron de opinión, pero otros siguieron desconfiados o distantes», agregó.
No obstante, el Louvre acabó «jugando con la magia de su nombre», con una veintena de exposiciones temporales.
Esta relación apasionada, que culminó con una gran exposición en 1971, permitió también «comprender su relación con la celebridad» y «descubrir el Louvre del siglo XX, que se abría a la modernidad», explica Lavandier.
Para el Louvre-Lens esta exposición «monumental» muestra otra visión del Louvre-París.
Aunque es «compleja y de alto nivel científico», la exhibición también tiene «la ambición de ser accesible a todo público» gracias a «medios específicos de mediación», asegura Lavandier.