El primer ministro británico, Boris Johnson, fue recibido el viernes con abucheos y rechiflas al llegar a la Catedral de San Pablo de Londres para un servicio para dar gracias por la reina Isabel, lo que refleja la creciente presión a la que se enfrenta en el cargo.
Mientras Johnson y su esposa Carrie subían la escalinata de la catedral, delante de los principales miembros del Ejército y de la iglesia, miles de seguidores de la realeza comenzaron a abuchear y rechiflar.
Algunos de los presentes aplaudieron y comenzaron a vitorear.
Johnson se ha enfrentado a numerosas peticiones de políticos de la oposición, y de algunos de su propio partido, para que dimita por el escándalo del «partygate», después de que se reveló que tanto él como los funcionarios de Downing Street infringieron las estrictas normas que su gobierno estableció durante la pandemia.
Se cree que la multa marca la primera vez que se descubre que un líder británico ha infringido la ley mientras estaba en el cargo.
Johnson llegó al poder en 2019 con la promesa de completar la salida de Reino Unido de la Unión Europea, pero su mandato ha sufrido una serie de controversias y errores en los últimos meses.
Las encuestas muestran que su popularidad personal se ha desplomado y un número creciente de legisladores de su propio partido han pedido que Johnson renuncie, con la especulación de que podría enfrentar una moción de confianza sobre su liderazgo.
La pareja llegó para el Servicio de Acción de Gracias, que se celebra en el segundo día de la celebración nacional del Jubileo de Platino, de cuatro días de duración. Los ex primeros ministros, entre ellos Tony Blair y David Cameron, fueron recibidos con un cortés aplauso.
Los políticos llegaron antes que la familia real. La reina presenciará el servicio desde su casa del castillo de Windsor debido a la reaparición de «problemas de movilidad episódicos».