Azerbaiyán reactivó la ofensiva y lanzó este martes una operación militar en el Nagorno Karabaj, tres años después de la anterior guerra, y pidió la retirada «total e incondicional» de su rival armenio de este enclave montañoso del Cáucaso en disputa desde hace tres décadas, mismo que ya ha dejado como primer saldo dos civiles muertos y 23 heridos en los enfrentamientos.
El ministerio azerbaiyano de Defensa anunció durante la mañana el lanzamiento de «operaciones antiterroristas», destinadas a neutralizar «las posiciones de las fuerzas armadas armenias». Bakú justificó su ataque por la muerte la madrugada del martes de cuatro policías y dos civiles azerbaiyanos, víctimas de la explosión de unas minas en una zona bajo su control en Nagorno Karabaj, una región de mayoría armenia enclavada en Azerbaiyán.
Los servicios de seguridad acusaron a un grupo de «saboteadores» separatistas armenios de haber colocado esas minas y cometido así un acto de «terrorismo», después de otros incidentes imputados en las últimas horas a las fuerzas armenias. La tensión no ha dejado de crecer últimamente en este territorio, escenario de dos guerras entre Ereván y Bakú, la última de ellas a fines de 2020.
El gobierno de Ereván no tardó en denunciar una «agresión a gran escala», destinada a acometer «una limpieza étnica» en el enclave, y urgió a Rusia, que tiene una fuerza de paz allí y es el garante del alto el fuego de 2020, a «detener la agresión azerbaiyana». Rusia dijo que fue avisada de la operación azerbaiyana «minutos» antes, y la vocera de la cancillería, María Zajárova, pidió «urgentemente el fin del derramamiento de sangre (…) y el regreso a un acuerdo pacífico».
La Unión Europea urgió a Bakú a poner fin a la misma «inmediatamente». Y el primer ministro armenio, Nikol Pashynian, convocó de forma urgente a su consejo de seguridad
La diplomacia azerbaiyana avisó de que la paz sólo será posible con «la retirada incondicional y total de las fuerzas armadas armenias de la región azerbaiyanesa de Karabaj y la disolución del supuesto régimen» separatista del enclave. Armenia aseguró que no tiene fuerzas armadas desplegadas en Nagorno Karabaj, lo que implica que sus aliados separatistas estaban solos para enfrentar las «operaciones antiterroristas» lanzadas por Azerbaiyán.
Los separatistas armenios afirmaron que la capital de Nagorno Karabaj, Stepanakert, y otras ciudades estaban siendo blanco de «fuego intenso», y acusaron a Azerbaiyán de estar efectuando una «operación militar de gran envergadura». Igualmente afirmaron que están esforzándose en «resistir» al ejército azerbaiyano, que intenta avanzar «en profundidad» en el enclave.
Bakú dijo que informó a Rusia y Turquía de sus operaciones, y aseguró que sólo apunta a «objetivos militares legítimos». El país dijo haber abierto corredores humanitarios para permitir la salida de civiles.
Nagorno Karabaj proclamó su independencia de Bakú al desintegrarse la Unión Soviética, lo que desató un conflicto armado ganado por los separatistas armenios a principios de los años 1990. Treinta años más tarde, en el otoño de 2020, las fuerzas armadas azerbaiyanas tomaron su revancha y recuperaron numerosos territorios en la zona.
Al cabo de seis semanas se firmó un alto el fuego negociado por Rusia, seguido del despliegue de soldados de paz de Moscú. Pero los incidentes armados no dejaron de multiplicarse en la frontera. La tensión se había aliviado un poco este mismo lunes, con la entrada de ayuda humanitaria a Nagorno Karabaj.
Ereván había acusado a Azerbaiyán de causar una crisis en este territorio al mantener bloqueado desde finales de 2022 el corredor de Lachín, el único que conecta Armenia con el enclave. En julio, en una entrevista con la agencia AFP, el primer ministro armenio dijo que era «muy probabable» una nueva guerra con Azerbaiyán.