Los líderes de las 20 economías más grandes del mundo (G20) iniciaron este sábado dos días de conversaciones en los que están dispuestos a reconocer la amenaza existencial del cambio climático, aunque no llegaron a nuevos compromisos radicales para controlar el calentamiento global.
Un borrador de comunicado muestra que es probable que los principales países endurezcan levemente sus promesas anteriores sobre la acción climática, pero no fijan nuevos objetivos difíciles que, según los activistas, son vitales para prevenir una catástrofe ambiental.
Sin embargo, hubo avances en otros frentes, ya que los líderes respaldaron un acuerdo de impuestos mínimos que todos los países podrán cobrar a las corporaciones a partir de 2023, un acuerdo histórico destinado a evitar que las grandes empresas estacionen sus ganancias en los paraísos fiscales.
También se esperaba que los líderes respaldaran los planes para vacunar al 70% de la población mundial contra el covid-19 para mediados de 2022 y crear un grupo de trabajo para luchar contra futuras pandemias.
Desde la pandemia hasta el cambio climático y los impuestos justos y equitativos, ir solo no es una opción», dijo el primer ministro italiano, Mario Draghi, al comienzo de la reunión en un centro de conferencias de vidrio y acero conocido como ‘La Nube’.
El bloque del G20, que incluye a Brasil, China, India, Alemania y Estados Unidos, representa más del 80% del Producto Interno Bruto mundial, el 60% de su población y aproximadamente el 80% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Muchos líderes del G20, incluido el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, volarán directamente a Glasgow para el inicio el lunes de la cumbre climática de Naciones Unidas, conocida como COP26, que se considera crucial para abordar la amenaza del aumento de las temperaturas.
Las esperanzas de lograr grandes avances en Roma se vieron empañadas por la decisión del presidente chino, Xi Jinping, y del ruso, Vladimir Putin, de quedarse en casa y seguir los eventos solo por video.
El primer ministro británico, Boris Johnson, reconoció que el G20 y la COP26 serían difíciles, pero advirtió que sin una acción valiente, la civilización mundial podría colapsar rápidamente como el antiguo Imperio Romano, lo que dio paso a una nueva Edad Oscura.
Va a ser muy muy difícil conseguir el acuerdo que necesitamos», reconoció Johnson ante la prensa poco antes del inicio del encuentro.
Pocos detalles
El borrador del comunicado final dice que los países del G20 intensificarán sus esfuerzos para limitar el calentamiento global a 1.5 grados centígrados, el nivel que los científicos han dicho que es necesario para evitar nuevos patrones climáticos desastrosos.
El documento también reconoce que los planes nacionales actuales sobre cómo frenar las emisiones nocivas tendrán que fortalecerse, pero ofreció pocos detalles sobre cómo hacerlo.
Asimismo, los líderes se comprometieron a dejar de financiar una generación de energía a carbón en el extranjero para fines de año y a «hacer todo lo posible» para dejar de construir nuevas centrales eléctricas de carbón antes del final de la década de 2030.
Aunque el debate climático será el dominante en Roma, gran parte del primer día de conversaciones se dedicó a discutir la crisis de salud del covid-19 y la recuperación económica.
Se abordará el temor al aumento del precio de la energía y las disrupciones en las cadenas de suministro, al tiempo que se espera que Biden inste a los productores de energía del G20 con capacidad sobrante -sobre todo Rusia y Arabia Saudita- a que aumenten su producción para garantizar una recuperación económica global más sólida, dijo un alto funcionario del gobierno estadunidense.
Más tarde, Biden tenía previsto reunirse con los líderes de Reino Unido, Alemania y Francia para tratar las ambiciones nucleares de Irán, solo una de las numerosas reuniones que se celebran en los márgenes mientras los jefes del G20 se ponen al día con la diplomacia en persona.
Es genial verlos a todos aquí, después de unos años difíciles para la comunidad global», dijo Draghi.
Roma ha sido puesta en alerta de alta seguridad desde el fin de semana, con hasta 6 mil policías y unos 500 soldados desplegados para mantener el orden.
Se han autorizado dos protestas durante el día, pero los manifestantes se mantendrán lejos del centro de la cumbre.