Las autoridades fiscales de India allanaron las oficinas de la BBC en Nueva Delhi y en Bombay, unas semanas después de la difusión de un documental crítico con el papel del primer ministro Narendra Modi cuando era una autoridad local durante los disturbios interconfesionales de 2002.
La libertad de prensa ha sido resquebrajada en India desde la llegada al poder de Modi, afirman activistas. La oposición condenó los allanamientos. El vocero del partido oficialista BJP, Gaurav Bhatia, afirmó, tras el registro, que la BBC lleva a cabo una «propaganda» contra India.
«India es un país que da una oportunidad a cada organización (…) siempre que no vomite veneno», precisando que estos allanamientos son legales y que el momento decidido para realizarnos no tiene nada que ver con el gobierno. «Si uno ha estado siguiendo la ley de un país, si uno no tiene nada que esconder, entonces, ¿Por qué tener miedo de una acción, que está en consonancia con la ley?», afirmó.
La radiotelevisión pública británica BBC aseguró que «coopera plenamente» con las autoridades fiscales indias. Horas antes un periodista del canal había afirmado desde Nueva Delhi que los servicios fiscales indios estaban allanando sus locales. «Están confiscando todos los teléfonos», aseguró. Representantes del gobierno impedían entrar o salir del edificio.
«Esperamos que esta situación se resuelva lo antes posible», dijo en Twitter el servicio de prensa del grupo audiovisual, confirmando los registros en sus oficinas en India.
La cadena emitió en enero el documental «India, la cuestión de Modi» (India: The Modi Question) en el que denunciaba que el mandatario indio, entonces primer ministro del estado de Gujarat, ordenó a la policía que hiciera la vista gorda ante los disturbios interconfesionales de 2002. Esa ola de violencia causó al menos mil muertos, la mayoría de ellos miembros de la minoría musulmana del país.
Poco después de la publicación del documental, el gobierno indio bloqueó los videos y tuits con enlaces al documental. El asesor del gobierno Kanchan Gupta tildó el documental de «propaganda hostil y basura antindia».
Pese a las prohibiciones, grupos de estudiantes organizaron veladas para ver el documental, desafiando al gobierno y sus esfuerzos para frenar su distribución. La policía arrestó a decenas de estudiantes en la prestigiosa Universidad de Delhi después de una transmisión a finales de enero.
Desde la llegada el poder en 2014 del gobierno nacionalista hindú de Modi, India ha retrocedido diez puestos en el índice global sobre libertad de prensa que realiza Reporteros Sin Fronteras (RSF), pasando al puesto 150, de un total de 180 países evaluados.
Los disturbios de 2002 en Gujarat, en el este del país, comenzaron tras la muerte de 59 peregrinos hindúes en el incendio de un tren. Tras la tragedia 31 musulmanes fueron condenados por el incidente. El documental de la BBC cita un informe del ministerio de Relaciones Exteriores británico, que fue desclasificado, en el que fuentes anónimas afirman que Modi se reunió con altos mandos de la policía y «les ordenó que no intervinieran» en los ataques contra musulmanes perpetrados por grupos nacionalistas hindúes.