Lejos de ser la típica estrella de Hollywood, Adam Driver comparte la fama de Star Wars con el estilo del Oscar, desde las dos nominaciones de Historia de un matrimonio y El infiltrado del KKKlan. Será por eso que el Festival Internacional de Cine de Venecia lo eligió para el estreno mundial de White Noise, justo en la época que comenzaba la nueva temporada de premios, como el mejor adelanto de la nueva nominación a un Globo de Oro como Mejor Actor.
¿Todavía te gritan por la calle Kylo por Star Wars?
No tan seguido. Bueno, tampoco salgo tanto. La última vez fue una noche de Halloween que había salido con mi hijo a dulce o travesura. Y en el edificio del otro lado de la calle entró alguien que me vio y salió con la máscara de Kylo Ren porque se ve que había sido el disfraz que él también había elegido.
¿Cuál es el lugar más extraño donde te pidieron un selfie?
En un baño público. Demasiado extraño. Y me pasó dos veces cuando estaba de viaje, fuera de Estados Unidos.
Y así como los fans te piden un selfie para guardar un recuerdo del encuentro, ¿en tu casa guardas algo en particular que hayas usado de tus personajes en el cine?
Muchas cosas. Por supuesto tengo dos cascos y un lightsaber de Star Wars. También el machete que usaba en Dead Don’t Die para matar zombis. De Last Duel me quedé con una armadura y de La casa Gucci me quedé con los zapatos, porque era algo que imaginé que podía volver a usar cuando volviera a la realidad. Pero también saco muchas fotos que terminan siendo los mejores recuerdos.
¿La fama definitivamente cambió tu estilo de vida desde Star Wars?
Totalmente. Y resulta muy difícil de entender, porque no es algo para nada cómodo. No es para nada natural, en especial después de haber vivido una vida completamente normal por más de 30 años, hasta que todo cambió de la noche a la mañana. La relación con la gente ya no es la misma. Hay personas que no sienten la misma incomodidad, pero definitivamente no creo que sea algo natural.
¿Y el trabajo como actor cambió al mismo nivel?
Ahí es donde no me parece que la fama ayude, porque los actores tratamos de analizar al máximo las experiencias de vida que podamos utilizar después en una actuación. Y habiendo conocido ese mundo antes, hoy no creo que pueda salir a ver cómo se comporta la gente cuando es la gente quien se fija en cómo yo me comporto.
¿ A la hora de aceptar un personaje eres de los que vive todo el tiempo como si fueras otra persona o vuelves a ser el mismo Adam Driver de siempre cuando el director grita “corte”?
Depende mucho de la escena y lo que esté haciendo, pero muchas veces prefiero aislarme de la gente. En Star Wars, con un casco encima, tampoco era muy fácil mantener una conversación. En Historia de un matrimonio, con la discusión del apartamento, fue difícil escaparme de un lugar así. Y filmamos esa escena en dos días, no quería salir y volver a empezar desde cero. Es como cuando viajas a otro país, con un horario diferente y es difícil ajustarte. Cuando te toca un personaje diferente, durante 12 horas por cuatro o cinco meses, aunque quieras, es imposible despegarte hasta volver a la normalidad.
A la hora de ver White Noise es imposible olvidar la pandemia que vivimos, aunque la historia trata sobre otra catástrofe por el accidente de un tren con desechos químicos que convierten el aire de la ciudad en un ambiente tóxico apocalíptico. Pero la historia tiene mucho más que ver con el drama de una familia americana que enfrenta los conflictos diarios con los misterios universales del amor, la muerte y la posibilidad de ser feliz en el intento.
¿Qué es lo primero que te llamó la atención al momento de leer el guion de White Noise?
En realidad, la primera vez que lo leí no le encontré mucho sentido al guion, hasta después de las primeras 20 páginas. Fue el momento en que colgué mi sombrero para ser parte de la producción. Me pareció que estas personas estaban demasiado distraídas con todo lo demás del “ruido blanco”, el White Noise, por los hijos, el trabajo y la relación entre todos sobre la muerte, sin enfocar la atención en lo bueno. En el momento de la gran pausa es cuando le encontré el sentido al guion. Me pareció que había demasiados diálogos y el silencio ayudó mucho más.
Con el director Noah Baumbach ya habías trabajado antes en Historia de un matrimonio y Mientras somos jóvenes, ¿cuál es el punto en común que los hace volver a trabajar juntos, una y otra vez?
Cuando trabajo con Noah Baumbach se siente todo mucho más teatral. Y no me refiero al estilo de actuación, aunque hubo momentos en los que me pareció una obra de teatro, pero me refiero a la cantidad de ensayos que tuvimos, hasta saber bien los diálogos, como en una obra de teatro condensada en un solo día, en comparación con una obra de teatro de cuatro meses.
¿Fue tan diferente a otras producciones de cine?
El estilo fue diferente, el tono parecía como algo muy nuevo en el cine. Ni siquiera puedo definirlo ni compararlo con otra película. Supongo que Greta Gerwig o Don Cheadle tuvieron su propia perspectiva del libro y la gente, cuando la vea, tendrá su propia perspectiva también.
¿Con La casa Gucci por ejemplo, no habían tenido tantos ensayos con Lady Gaga?
En La casa Gucci ensayamos dos semanas, analizando también la idea de estar enamorado de alguien y cómo puede llegar a arruinarlo todo las influencias externas. Pero después del ensayo, después de las grandes ideas, uno trata de olvidarse de todo para actuar en cada escena, intentando cosas nuevas. Pero uno tampoco nunca sabe lo que puede quedar después de la edición.
¿La pandemia tuvo cierta influencia en el perfil apocalíptico de la historia de White Noise?
Seguramente sí, pero al momento de actuar en las escenas, no estábamos pensando en la pandemia, pensaba en las escenas. Pero, obviamente, no podíamos ignorarlo al momento de ponerte una mascarilla. No sé qué hubiera pasado si también la hubiéramos filmado antes de la pandemia. Pero tampoco puedo señalar una escena en particular donde la relacionamos con el presente, porque todo lo que hicimos ya estaba escrito en el guion. Y es lo que interpretamos. Ahora, lo que puedas llegar a pensar cuando la veas, no depende de mí. Fue divertido interpretar el personaje con tanto estrés.
Al hacer un personaje en el futuro, con sobrepeso o cierta calvicie… ¿imaginas tu propio futuro cómo te verías en 10 o 15 años?
Estoy muy satisfecho con la vida que tengo hoy. ¿El futuro? Estoy preparado para recibirlo (risas).
¿Pero al momento de filmarlo discutieron cómo podías verte en el futuro?
Hablamos del look, que yo no soy tan calvo y pensamos en agregar ese detalle. Y lo hicimos. Tuvimos un maquillador increíble, igual que la peluca. También subí de peso, aunque teníamos un estómago falso por las dudas, pero después ya no lo necesitamos usar, porque había subido demasiado de peso. Y eso sí que no fue tan cómodo.