‘Lomito’ rescatista saca de los escombros a abuelita tras terremoto en Japón

Un perro encontró y rescató a una anciana atrapada en una casa que quedó destruida por el potente terremoto de magnitud 7.5 que sacudió el centro de Japón el día de Año Nuevo, informó el Ministerio de Defensa nipón este jueves. El animal, llamado Jennifer, es uno de los perros especialmente entrenados para encontrar a supervivientes en los sismos.

Los canes se han unido a los miles de soldados y bomberos que siguen buscando supervivientes del potente terremoto. Nuestras fuerzas «habían rescatado hasta ayer a 122 personas, entre ellas una anciana en una casa de la ciudad de Wajima, que fue encontrada y rescatada por un perro», escribió el ministro de Defensa, Minoru Kihara, en la red social X.

«Hoy, que es un día crucial, el número de efectivos aumentará hasta aproximadamente 4 mil 600», añadió.

Miles de soldados, bomberos y policías de todo Japón escarbaban entre los escombros de casas de madera colapsadas y edificios comerciales derribados en busca de señales de vida. Junto a una unidad de rescate en Wajima, Yasuhiro Morita explicó a la agencia AFP que su perro Elza estaba entrenado para ladrar cuando encontrara un cuerpo. «Pero hoy, sólo se acercó hacia los transeúntes, lo que significa que probablemente ya no hay ningún cadáver», declaró.

«Aquí solía estar la casa de mi abuela, pero todo se quemó», aseguró Shinichi Hirano, de 47 años. «Falleció hace tiempo, por lo que su casa llevaba mucho tiempo vacía, pero aun así, la zona está llena de recuerdos para mí», añadió.

Se apaga esperanza de hallar más sobrevivientes
Otros miles de rescatistas bloquearon este jueves carreteras y escarbaron entre los escombros con la esperanza de encontrar a decenas de personas reportadas como desaparecidas tres días después del devastador terremoto que dejó al menos 81 muertos en Japón. Cientos de personas permanecen incomunicadas en más de una decena de comunidades en la prefectura de Ishikawa, en el centro de Japón, epicentro del sismo de magnitud 7,5 que sacudió el país el lunes.

El gobernador regional, Hiroshi Hase, recordó en una reunión que a partir de las 16:00, 72 horas después del sismo, «se dice que la tasa de supervivencia de las personas que necesitan ser rescatadas desciende rápidamente». El primer ministro, Fumio Kishida, subrayó que el sismo suponía la «peor catástrofe» desde 2019 y que el acceso a la zona afectada había sido «extremadamente difícil».

«La situación sigue siendo difícil, pero seguiremos haciendo lo que podamos para apoyar a las víctimas», recalcó.

El poderoso temblor, seguido de cientos de réplicas, dejó al menos 330 heridos, según el balance oficial. Las autoridades publicaron el jueves una lista de 79 personas cuyo paradero no ha sido confirmado. Periodistas presenciaron escenas de destrucción en las localidades costeras de Anamizu y Wajima, con autos aplastados bajo el concreto derruido y fachadas arrancadas de los edificios.

Unas 29 mil casas estaban sin electricidad en la prefectura de Ishikawa, en la costa del mar de Japón, y más de 95 mil casas de Ishikawa y dos regiones vecinas están sin agua. Pequeñas comunidades en la región de la península de Noto están sin acceso, con 300 personas aguardando desesperadamente ayuda en una escuela en la localidad de Ooya.

«Incluso si le doy mi comida a mis hijos, no sería suficiente. No he comido casi nada en dos días», comentó una madre de tres niños en la zona de Suzu al diario Asahi Shimbun.

En la ciudad de Nanao, la policía que controla el tráfico dijo a los conductores que le está dando prioridad a los vehículos de emergencia en una de las principales carreteras de acceso a Wajima, donde un incendio arrasó una zona de casas tradicionales de madera. En una gasolinera cercana había una larga fila de autos en espera de que abriera la mañana del jueves.

Hasta ahora no se ha reportado escasez de combustible, pero trabajadores de las estaciones dijeron que estaban racionando la gasolina. El lunes, las réplicas del sismo provocaron olas de 1.2 metros de altura en Wajima y tsunamis menores en otros sitios.

Japón experimenta cientos de movimientos telúricos cada año y en su mayoría no causan daños debido a sus estrictos códigos sísmicos de construcción. El país todavía recuerda el trauma provocado por un terremoto de magnitud 9.0 en 2011 que generó un destructivo tsunami que barrió las costas del noreste y dejó cerca 18 mil 500 muertos o desaparecidos. Este desastre provocó el accidente nuclear en la central de Fukushima, el peor desde la catástrofe de Chernóbil en 1986.

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