Los 4 días que sacudieron el sistema bancario estadunidense

El sistema bancario estadounidense se ha visto sacudido por un terremoto que nadie pudo anticipar. Un sismo que dejó tres bancos colapsados y forzó a las autoridades a tomar medidas radicales para tranquilizar a los clientes.

Todo empezó la noche del miércoles tras el anuncio de la liquidación de Silvergate Bank, un pequeño banco regional que se había convertido en el destino favorito de la comunidad de las criptomonedas.

La entidad con sede en La Jolla, California, y que sufrió una serie de reveses en el criptouniverso, particularmente con la debacle de la plataforma FTX, tuvo que enfrentar una ola de retiros de fondos que la dejó imposibilitada de cumplir con sus compromisos.

Esa misma noche otro banco mucho más grande, el Silicon Valley Bank (SVB), anunció que también estaba sufriendo retiros masivos.

Favorito de buena parte del sector tecnológico emergente, el SVB padeció la desaceleración de la nueva economía.

Los fondos de inversión recurren cada vez más a los bancos por dificultades en el levantamiento de fondos, y en lo que respecta a las start-ups, tienen una necesidad crónica de flujo de caja para financiar su crecimiento.

El SVB también está bajo presión, como el resto de los bancos, por el fuerte endurecimiento monetario de la Reserva Federal (Fed, banco central).

La mayor parte del dinero que piden los bancos es a corto plazo para poder prestar a largo plazo.

En general, se benefician de que las tasas a corto plazo son significativamente menores que las de largo plazo. Sin embargo, el endurecimiento monetario de la Fed provocó el fenómeno contrario y redujo los márgenes de los bancos.

En una cuidada presentación, el SVB destacó el miércoles la solidez de sus cuentas y la proporción relativamente baja de sus préstamos en comparación con los depósitos.

Sin embargo, además de la caída de sus depósitos, anunció que lanzó una ampliación de capital de 2.250 millones de dólares.

También reveló que vendió de urgencia una cartera de 21.000 millones de dólares en valores financieros para asegurar sus reservas de efectivo, una operación en la que perdió 1.800 millones de dólares.

  • Carrera contrarreloj –

El anuncio bastó para alertar a inversores y clientes, que al día siguiente se abalanzaron a recuperar sus activos. Solo el jueves, SVB recibió órdenes de retiro por unos 42.000 millones de dólares.

Incluso sin haber podido cumplir con todas las solicitudes, el jueves por la noche ya presentaba un flujo de caja negativo por casi 1.000 millones de dólares, una señal de que transfirió más efectivo del que tenía disponible.

SVB también fue castigado en la bolsa, donde su acción cayó un 60% durante la sesión.

El viernes se suspendió la cotización de su título, e inmediatamente después la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC) anunció que tomaba el control de la entidad, agonizante e incapaz de encontrar comprador.

Los principales bancos locales siguieron relativamente indemnes, pero varias instituciones medianas o regionales comenzaron a sentir los efectos.

Signature Bank de Nueva York, PacWest de California o Western Alliance, con sede en Phoenix (Arizona), perdieron más de 20% en la jornada.

Muchos se mostraban preocupados por el destino de los depósitos del SVB, de los cuales solo el 4% de los 170.000 millones totales están cubiertos por el mecanismo de garantía de la FDIC, que garantiza hasta 250 mil por cliente y por banco.

El sector tecnológico teme una hecatombe por no poder acceder a los fondos depositados en SVB, pero más allá de este caso, el temor se extiende a particulares y empresas de otros sectores.

El domingo, la Fed, el Departamento del Tesoro y la FDIC dijeron que actuarán para que todos los clientes puedan retirar todo su dinero del SVB.

También anunciaron que Signature Bank, el 21º banco por tamaño de negocios del país, fue intervenido y que sus clientes se beneficiarán del mismo sistema que los del SVB.

La Fed ofreció prestar a otras instituciones que puedan necesitarlo para cumplir con los retiros.

Tras una carrera contrarreloj, las autoridades estadounidenses esperaban haber restablecido la confianza en su sistema bancario antes de la reapertura de los mercados el lunes.

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