Una madre, identificada como Ivey Marie Lewis de 25 años, está acusada de asesinar a su hijo de tres años al castigarlo por haberse orinado en un colchón durante la noche del 12 de febrero en su apartamento ubicado en la ciudad de Tacoma (Washington), de acuerdo con documentos judiciales.
De acuerdo con las autoridades, que respondieron un llamado del 911 por parte de un conocido de la sospechosa, hallaron que el menor no respondía y que estaba «frío al tacto» en el apartamento donde habitaban. Los detectives dijeron que encontraron múltiples lesiones en el pecho, los costados, los brazos y las piernas del niño «consistentes con haber sido golpeado por un objeto». Su rostro estaba descolorido y magullado con varios cortes, además tenía marcas de quemaduras «en la totalidad de su cara».
Su madre afirmó en un primer momento que su hijo chocó contra la pared varias veces y se golpeó la cabeza, que lo hacía con regularidad, pero después admitió que había consumido drogas —mariguana y metanfetaminas— días antes y que había azotado al niño con un cinturón y un cable eléctrico por haber mojado la cama.
El hombre que llamó al 911 aseguró que había ido al apartamento de ella después de haber visto el Super Bowl para pasar el rato. Cuando llegó, vio que el menor no respondía y por ello pidió ayuda alrededor de las 19:30 horas (locales). Más adelante en la entrevista policia, afirmó que había visto a Lewis golpear al niño con un cable eléctrico como castigo.
Lewis ahora está acusado de un cargo de asesinato en primer grado y dos cargos de asesinato en segundo grado. Ella está detenida en la cárcel del condado de Pierce —donde se encuentra Tacoma— y sin derecho a fianza. Otro niño dentro de la casa fue puesto bajo custodia protectora. La mujer tiene un extenso historial criminal, que incluye 11 arrestos anteriores y 2 condenas por delitos graves anteriores: posesión ilegal de un vehículo robado y posesión ilegal de un arma de fuego.
Además, la mujer ya estaba bajo la supervisión de los Servicios de Protección Infantil, pues el menor había estado previamente en un hogar de acogida desde que tenía 10 meses hasta hace apenas seis meses. Cuando fue interrogada por la forma en que disciplinaría a sus hijos, Lewis dijo que haría que el niño se parara en la esquina para el tiempo de espera o que le daría un golpe en la mano. Pero admitió haber golpeado al niño con un cinturón cuando lo encontró abrazado a una niña.
Lewis «no pudo o no quiso» proporcionar información sobre otros adultos que podrían haber tenido acceso al apartamento o a los niños y no se negó proporcionar información sobre las 16 horas previas a la muerte de su hijo.