Activistas por la ecología en sus respectivos países lamentan que la biodiversidad reciba tan poca atención: Prisca, Flavia y Eshadi están decididas a que la voz de los jóvenes de las naciones del sur sea escuchada por los negociadores de la COP15 que se celebra en Montreal.
- «Hablar de biodiversidad», Prisca Daka, Zimbabue
Sus caminatas infantiles por los parques nacionales la inspiraron tan profundamente que el activismo ambiental se volvió algo natural para Prisca Daka.
Desde entonces, la coordinadora regional de la Red Global de Jóvenes por la Biodiversidad (GYBN por sus siglas en inglés) en África ha continuado con su labor educativa.
Creo que no hablamos mucho sobre la biodiversidad, que es la red de la vida, el aire que respiramos, el agua que bebemos», dice esta zimbabuense de 30 años que actualmente vive en Estados Unidos.
Ahora está trabajando con las comunidades locales para preservar el mono de Samango, una especie única en Zimbabue cuyo hábitat está amenazado por la deforestación y las plantaciones de banano.
La extinción es eterna, por lo que, como jóvenes, llamamos la atención sobre la crisis de la biodiversidad y mostramos cómo podría ser el futuro si no actuamos ahora».
Para ella, también es fundamental volver a conectar a la naturaleza y las personas:
No podemos proteger la naturaleza sin proteger a las personas, especialmente a las comunidades indígenas que tanto han hecho por la biodiversidad».
La joven de larga cabellera trenzada está encantada de ver la participación de los «jóvenes africanos» durante esta COP y espera que «se vuelva la norma».
- «Voluntad de comprometerse», Flavia Gonzáles, Bolivia –
Flavia Gonzáles estudió biología para entender «cómo podía salvar la naturaleza». Y comprendió que la mejor forma era la «capacitación y educación», para generar conciencia en la gente sobre su propia relación con el entorno.
Su trabajo de activista comenzó de adolescente al ver la violencia contra los animales en su ciudad, La Paz. Pero «poco a poco ves que no solo se maltratan animales, sino que se maltrata a toda la naturaleza».
Ahora con 24 años se dedica a la educación ambiental y a «empoderar» a niñas y jóvenes sobre sus derechos.
Para entender la importancia de la biodiversidad, un concepto «muy abstracto», «necesitas tener una idea de cuáles son los seres vivos, por qué se les considera seres vivos y hasta conocer lo que no ves», como los millones de organismos con los que convivimos en una relación indivisible.
Y hay que hablar de la biodiversidad desde la escuela «como sucede con el cambio climático», reclama esta joven con largas trenzas de colores que acudió con la GYBN a la conferencia de Naciones Unidas sobre el tema en Montreal.
¿Qué le diría a los negociadores del acuerdo? «Ser más flexibles en todos los aspectos y llegar con la voluntad de comprometerse con metas que nos puedan ayudar a mejorar como sociedad. Si no, qué sentido tiene?»
- «Ser buenos ancestros», Eshadi Mendis, Sri Lanka –
Como miembro de GYBN en Sri Lanka, Eshadi Mendis, de 30 años, se enfoca en proyectos de limpieza de playas y océanos en su pequeña isla. Ella bucea para limpiar los corales.
Debido a la ubicación geográfica de Sri Lanka, toda la contaminación del interior termina en el mar», lamenta. Una catástrofe aún poco conocida en su país, que tampoco conoce los debates actuales sobre biodiversidad.
Deberíamos hablar junto sobre el clima y la biodiversidad. ¿Por qué solo hablamos sobre el cambio climático cuando plantas y especies están desapareciendo?»
Nuestra palabra debe ser tomada en cuenta… Las personas mayores deben saber que deben ser buenos ancestros para nosotros, de modo que cuando dejen esta Tierra, también tengamos algo» para seguir acá.