Mientras había reportes de saqueos o incendios, un establecimiento reabrió después de más de dos meses —gracias, coronavirus— para frenar la violencia, ofrecer comida, bebida y baños a policías y manifestantes.
Todo sucedió en el icónico restaurante Canter’s, que ha alimentado a Los Angeles desde 1931.
Su dueño había esperado este fin de semana desde hacía semanas, precisamente porque era el día en el que por fin podría reabrir su negocio. Sin embargo, horas antes recibió un importante aviso. “Las manifestaciones pasarían muy cerca de nuestro local, así que discutí con mi familia si deberíamos abrir”, le contaba el dueño al Los Angeles Times.
Cuando empezaba el día —con más de 40 policías y cientos de manifestantes alrededor— el restaurante estaba abierto y funcionando de una manera muy particular.
Como había calor, repartieron botellas de agua para todos, ofrecieron comida y dejaron que todas las personas pasaran al baño. Y cuando decimos todos, decimos todos: policías y manifestantes. “La policía no los podía aceptar porque estaban de guardia, pero todos apreciaron el ofrecimiento“, explicaba.
Luego sucedió algo curioso.
Las protestas escalaron en toda la zona. A unos pasos de ahí —reporta Los Angeles Times— las patrullas se incendiaron y los enfrentamientos subieron de nivel. Los policías comenzaron a disparar y los lamentables saqueos se siguieron presentando en toda la cuadra.
El restaurante Canter’s seguía abierto y sirviéndole a todos por igual.
“Nos convertimos en una clase de parada en pits”, explicaba el dueño del restaurante. “Si has estado caminando todo el día, en algún momento tenías que comer”.