Las restricciones que los talibanes han impuesto a las mujeres afganas tienen como objetivo hacerlas «invisibles», estimó el jueves en Kabul el relator especial de la ONU para los derechos humanos en Afganistán, Richard Bennett.
Desde que regresaron al poder en agosto pasado, los talibanes han impuesto una serie de restricciones, de las cuales gran parte busca someter a las mujeres a su visión fundamentalista del Islam.
Las excluyeron en gran medida de los empleos públicos, restringieron su derecho a desplazarse y prohibieron a las niñas a ir a la escuela.
A inicios de mayo, el líder supremo de los talibanes emitió una orden para que las mujeres se cubrieran completamente en público, incluido el rostro, idealmente con burka, que tiene una rejilla de tela sobre los ojos que permite a la mujer ver pero no ser vista.
Todas estas medidas «describen un modelo de segregación total de género y pretenden que las mujeres sean invisibles en la sociedad», dijo Bennett en una conferencia de prensa en Kabul al cierre de una visita de 11 días en Afganistán.
Durante la conferencia de prensa, talibanes armados disolvieron una manifestación de mujeres que pedían que las niñas puedan volver a la escuela.
Unas 45 mujeres y niñas estaban presentes en la manifestación, pero los talibanes enfurecidos vinieron y nos dispersaron», dijo a la AFP Munisa Mubariz, organizadora de la manifestación.
La comunidad internacional ha hecho del respeto a los derechos humanos, especialmente de las mujeres, un requisito previo en las negociaciones sobre la ayuda y el reconocimiento del régimen islamista.
Las nuevas restricciones confirman la radicalización de los talibanes, que en un principio habían intentado mostrar un rostro más moderado que durante su anterior gobierno, entre 1996 y 2001.