En Albania, varios jóvenes atletas ucranianos se entrenan para cumplir sus sueños de gloria deportiva internacional, a pesar del dolor de haber abandonado su país, invadido por las tropas rusas, y de la angustia que sienten por sus familiares que todavía siguen en suelo ucraniano.
Los ocho deportistas, cuatro chicas y cuatro chicos, quieren honrar a su país.
Esta guerra ha cambiado nuestras vidas, pero no nuestros sueños», dice Mariya Larina, lanzadora de peso de 17 años que ya ha representado a Ucrania en el extranjero. Su reto actual es llegar a las finales de los campeonatos del mundo de atletismo júnior, previstos para el mes de agosto en Colombia.
Con un gran pesar, estos jóvenes, originarios en su mayoría de Bajmut, en la región de Donetsk (sudeste de Ucrania), decidieron abandonar el país, impulsados por la imposibilidad para entrenar en su hogar.
El 27 de marzo, los ocho adolescentes acompañados de dos entrenadores abandonaron Bajmut para dirigirse a Lutsk, en el oeste del país, antes de pasar a Varsovia y desde la capital polaca pudieron volar a Albania. Su viaje fue financiado por el Comité Olímpico Ucraniano y la delegación está hospedada en un hotel de Elbasan, en el sur de Tirana, pagado por el ayuntamiento.
«Es muy difícil entrenar actualmente en Ucrania», dice Mariya que destacó durante los campeonatos de Europa júnior de atletismo en 2021 en Estonia, y que logró la medalla de plata durante los campeonatos sub-18 de los Balcanes ese mismo año en Serbia.
Durante una sesión de calentamiento en el estadio de Elbasan, los deportistas corren, saltan y se estiran con la música de Dr Dre, Dua Lipa o Dzidzio, un grupo ucraniano cuyo ritmo les reconforta.
PEGADOS A LAS NOTICIAS
Incluso en el estadio, Mariya está pegada a las páginas de noticias. Su madre y su abuela se quedaron en casa.
La situación en toda la región de Donetsk es dura. Es peligroso para sus vidas», suspira. Hace algunos días vio que un obús se había estrellado cerca de su casa.
«Estaba muy preocupada», añade. Cuando logró hablar con su madre por teléfono, esta le dijo que «tuvo mucho miedo y yo no podía parar de llorar», cuenta la joven.
También muestra su agradecimiento al pequeño país de los Balcanes por su calurosa acogida.
Como Mariya, numerosos jóvenes atletas se han refugiado en el extranjero, como en Bulgaria, Turquía o Italia entre otros países. Sin embargo «muchos no pudieron abandonar Ucrania y estamos preocupados por su suerte», señala Pavlo Zadorozhniy, de 60 años, uno de los entrenadores del grupo.
Valentyn Loboda, de 17 años, practica el salto de garrocha. Es la primera vez que sale de Ucrania y todavía sigue en shock.
«Mi vida ha cambiado porque hoy estoy en Albania y mi familia en Ucrania. No pensaba que mi primera vez en el extranjero sería así», dice el joven con mirada perdida.
Se entrena con toda su fuerza pero su cabeza sigue lejos.
«TRAGARME LAS LÁGRIMAS»
«Es muy peligroso seguir en Ucrania. Esta guerra mata a gente», añade. Habla todos los días con sus familiares e intenta tranquilizarlos.
Ya soy un hombre, tengo que tragarme las lágrimas y mantener la calma», explica. Antes de marcharse, sus resultados deportivos no eran geniales, pero, a pesar de ello, está determinado a saltar lo más alto posible para que su madre esté orgulloso de él.
Si bien viven lejos de los combates que están causando estragos en Ucrania desde la invasión rusa a finales de febrero, la guerra tiene un fuerte impacto en sus estados mentales.
El conflicto «afecta su estado de ánimo», subraya Zadorozhniy. «Siguen todo lo que pasa en Ucrania, están en contacto con sus familias. La situación es difícil y están todos muy preocupados».
Hanna Tkachova, de 19 años, lanzadora de martillo, supo en los últimos días que su padre había sido herido cerca de Volnovaja, una ciudad situada al norte de Mariúpol.
La tristeza y la angustia se extendieron a todo el grupo.
«Pero no estamos desmotivados y vamos a continuar a luchar muy fuerte para dar lo mejor de nosotros mismos», asegura Mariya. «La guerra ha cambiado mi vida pero no ha cambiado mi sueño de ganar en Colombia para demostrar que Ucrania es un país fuerte».
Porque, a pesar de todo, «están todos decididos a ganar en honor a la bandera y al país», confirma el entrenador.