Corría el año 1969 cuando Mario Puzo lanzó su novela El Padrino. Se había convertido en un best seller cuando Francis Ford Cóppola decidió llevarla al cine.
Hoy, medio siglo después, podemos confirmar que se trató de una de sus mejores decisiones en materia cinematográfica. Porque el tiempo no pasa para las joyas del cine y estos últimos 50 años han servido para continuar confirmando que se trata de una obra maestra.
Tras luchar contra las mafias italianas por querer boicotear la cinta, recibiendo amenazas en el estudio e incluso al mismo productor, la cinta llegó a puerto. Sin mencionar la palabra Mafia en ningún momento, Cóppola logró recrear lo que implicaba este grupo de mafiosos italianos.
Luego de llegar a algunos acuerdos con Joe Colombo, uno de los líderes de los grupos que presionaban el filme, todo resultó como esperaban. Sin embargo, un año antes del estreno de la película, el líder de la mafia fue asesinado públicamente de tres disparos.
El Padrino demostró ser una película actual, porque mientras se desarrollaba su estreno, las mafias se aniquilaban unas a otras. Incluso hay quienes colocan esta trilogía como la campaña de alistamiento de la mafia. Los mafiosos se convirtieron en sujetos interesantes, con códigos inquebrantables y humanos, dándoles una dignidad de la que carecían.
Cinco escenas icónicas
En conmemoración a los 50 años de la primera cinta, repasamos cinco escenas icónicas de El Padrino.
La boda: La escena, en la que se intercalan pasajes de la propia celebración con algunos encuentros de Don Vito Corleone con sus protegidos, es sencillamente perfecta. Los espectadores se meten de lleno en la historia: con imágenes de la boda en tonos pasteles y una banda sonora que nos lleva a la cultura italiana. El poder, la importancia de la familia y la figura del gran líder son conceptos que de entrada nos ponen en pantalla.
Cediendo el testigo: La conversación que mantienen Michael y Vito en el jardín de su casa, ya en los últimos momentos de la cinta, sin dudas es una de las más icónicas. En esta conversación, se resume toda la esencia de la película. El fin de Vito, quien buscaba lo mejor de su familia con la esperanza de que el pequeño Michael pudiera llevar una vida fuera de las sombras y alcanzar el éxito. Y el de Michael, movido por el amor por su padre, capaz de dejar a un lado sus sueños y sus ideales para salvar a los suyos.
El asesinato de Vito Corleone: Lejos de lo que significó la escena en sí, su estética es digna de destacar. La poética detrás de la muerte del líder de los Corleone, su gama de colores, la esencia de la mafia italiana. Nadie es intocable, aunque los espectadores pensáramos que el personaje de Marlon Brando lo era.
El bautismo de fuego: La venganza de Mike tras la muerte de Vito comienza a gestarse en el bautizo de su sobrino Michael Francis Rizzi., del cual es padrino. Las escenas altercadas entre el bautismo y el arreglo de cuentas entre los enemigos de los Corleone y su gente son dignas de recordar. De fondo, el llanto del bebé da un sentido mucho más dramático a lo que en pantalla se presenta.
La muerte de Sonny y la guerra: a pesar de que nos lo adelantan, el espectador no puede evitar sorprenderse con la muerte de Sonny Corleone. Esta escena representa el comienzo de la guerra que parecía sería fría. Sin embargo, cuando hablamos de mafia, no existen los grises.