En Teuchitlán, pequeña localidad del estado mexicano de Jalisco (oeste), sus habitantes festejan la reintroducción del pez tequila, una especie endémica que estuvo prácticamente extinta y cuyo retorno ha sensibilizado a la comunidad sobre la importancia de preservar su ecosistema.
En la década de 1990, el pez -cuyo nombre científico es Zoogoneticus Tequila- fue rescatado por científicos estadounidenses y británicos que lo preservaron en acuarios y apoyaron el proceso de retorno a su hábitat original en las aguas del río que lleva el mismo nombre del pueblo.
La comunidad, de unos 10.000 habitantes, ha sido protagonista del feliz regreso, con especial acento en la participación de niños que no solo informan a los visitantes sobre la importancia de mantener limpio su hábitat, sino del carácter único del pez tequila.
Son ellos [los niños] los que se acercan a las personas que están a la orilla del río y son los que les dan a conocer que dentro de este río habita un pececito que es único en el mundo (…) y que ellos participaron en la reintroducción del pez», dice Consuelo Rivera, maestra jubilada de 70 años, nativa de Teuchitlán.
El pez tequila fue reportado «extinto» en 1998 posiblemente por fragmentación de su hábitat, contaminación, además de competencia con especies no autóctonas, que representaban 95% de los individuos en dicho entorno en 2017, según datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
El proceso de reintroducción en campo, liderado por la Universidad Michoacana, comenzó en 2014 -tras una primera fase de laboratorio desde 2012- y ha ido incrementándose, con la última gran suelta de peces en 2018, explica Omar Domínguez, responsable del proyecto.
Se estima que actualmente existen entre mil 500 y 2 mil individuos en vida libre desde un conteo de «cero» antes de la reintroducción.
El colectivo ciudadano Guardianes del Río realiza campañas de difusión y talleres para niños y adultos donde se les muestra la flora y fauna de la zona mediante actividades lúdicas y educativas.
- «Gallito resucitado» –
La especie -que mide entre 6 y 8 centímetros y cuyos machos lucen vivos colores entre rojo y anaranjado en sus colas- lleva el nombre del licor más representativo de México, originario de la localidad de Tequila, en Jalisco.
El turismo también juega un papel importante en la iniciativa.
El balneario El Rincón, un conjunto de piscinas alrededor del río, recibe a visitantes locales que quieren bañarse en sus aguas, a las que atribuyen propiedades terapéuticas, y nadar junto al pez, conocido igualmente como «gallito» por su cola colorida.
Hay mucho pescadito, nadan junto con las personas y en ocasiones también los pescaditos empiezan a morder a las personas, a hacerles caricias», cuenta María Aurea Martínez, empleada del balneario.
Domínguez explica que el pez tiene características singulares como el hecho de ser vivíparo, es decir, que pare crías como fetos bien desarrollados, los cuales alimenta mediante una suerte de cordón umbilical similar al de los humanos.
Es parte clave del ecosistema, es una especie carnívora y se alimenta por ejemplo de larvas de mosquito lo cual mantiene los ecosistemas saludables para el ser humano», señala.
Para Jaime Navel, párroco de Teuchitlán, el «gallito» es «el pececito que resucitó, que volvió a la vida». «Hay asombro, hay alegría en la comunidad», comenta.