Novak Djokovic pasó el viernes la Navidad ortodoxa en un centro de detención de inmigrantes australiano, mientras sus abogados combaten la decisión del gobierno de expulsarlo del país, lo que podría frustrar su intento de lograr un récord de 21 Grand Slams.
Mientras la caótica disputa sigue escalando, funcionarios dijeron que se está investigando a otros dos jugadores que entraron en Australia con la misma exención concedida inicialmente al as serbio.
ABC News informó que la Fuerza Fronteriza Australiana (ABF, por sus siglas en inglés) canceló la visa de la jugadora checa Renata Voracova y la mantenía retenida en el mismo hotel que Djokovic.
Los agentes fronterizos detuvieron a Djokovic en el aeropuerto de Melbourne a su llegada el miércoles y revocaron una visa concedida sobre la base de una exención médica a los estrictos requisitos de vacunación contra el covid-19 de Australia.
La decisión inicial de concederle la entrada indignó a muchos en Australia, donde la tasa de vacunación de los adultos es superior al 90 por ciento y que está luchando contra su peor aumento de infecciones de coronavirus.
El gobierno australiano se opuso el viernes a las insinuaciones de los seguidores del serbio, incluida la familia de Djokovic, de que era de hecho un prisionero.
Es libre de marcharse en cualquier momento y la Fuerza Fronteriza se lo facilitará», dijo la ministra del Interior, Karen Andrews.
Los abogados de Djokovic lograron un permiso legal para que pueda quedarse en el país hasta que se celebre el lunes una vista judicial contra el gobierno federal. La audiencia debería revelar más detalles sobre la exención concedida a Djokovic y la documentación que aportó en la frontera para respaldarla.
PROTESTA DE LA FAMILIA
El jugador de 34 años no ha hecho públicos los motivos de la exención y se ha negado de forma sistemática a revelar su estado de vacunación, al tiempo que ha criticado públicamente las dosis obligatorias. Las vacunas no son obligatorias en Australia, pero se exigen para una serie de actividades.
En su segundo día de confinamiento en una habitación del modesto Park Hotel, donde llevan meses retenidos varios inmigrantes afganos, la difícil situación de Djokovic fue recibida con una respuesta mixta por parte de sus rivales en el tenis de élite.
El exnúmero uno mundial y bicampeón en Australia, Boris Becker, dijo que Djokovic, a quien entrenó, está cometiendo un gran error con su postura antivacunas. «Es un error que amenaza lo que queda de su carrera y su oportunidad de consolidarse como el mejor jugador de todos los tiempos», escribió el extenista alemán en el periódico Daily Mail.
El campeón español Rafael Nadal dijo a los medios en Melbourne que sentía pena por su rival «pero conocía las condiciones desde hace meses».
El australiano Nick Kyrgios dijo que cree en la vacunación, «pero la forma en que se está manejando la situación de Novak es mala, realmente mala».
La esposa de Djokovic, Jelena, publicó una foto en Instagram de la pareja abrazada en una playa con motivo de la Navidad ortodoxa, diciendo que «la única ley que todos deberíamos respetar a través de cada frontera es el amor y el respeto por otro ser humano».
Su familia dio una emotiva conferencia de prensa en su restaurante de Belgrado el jueves, antes de protestar frente al Parlamento, y su padre Srdjan dijo que «están pisoteando a Novak para pisotear a Serbia».