Paco De Luna /
Coxquihui, Ver.-Los cultivos de maíz, cítricos, plátanos, pimienta, vainilla, así como árboles maderables quedaron destruidos en miles de hectáreas por el paso del huracán «Grace» categoría 3, en la región del Totonacapan.
La milpa se observa aplastada, como si varios camiones pesados les hubieran pasado encima. Las matas de plátano con sus pencas entre la tierra y lodo.
Los cítricos están dañados en grandes extensiones de hectáreas; los frutos como limón y naranjas están regados en los campos, pues las matas fueron sacudidas con tanta intensidad que generaron las pérdidas.
Cientos de casas quedaron destechadas. Las fuertes rachas de viento dejaron, en algunos casos a familias sin viviendas, ya que varias casas estaban construidas de madera.
Las láminas de zinc y cartón volaron a varios metros a la redonda, pero también hubo gente que rapiñó estos materiales. Hay quienes en la noche y madrugada del sábado 21 de agosto aprovecharon a salir con las lámparas en busca de techos arrancados y así apropiarse de lo ajeno.
En Coxquihui, municipio totonaco ubicado en la zona norte del estado de Veracruz, fue una de las localidades donde los daños aún no logran ser cuantificados a casi una semana del impacto del meteoro.
Poco ha fluido la información, así como el servicio de energía que se ha restablecido de manera lenta ya que decenas de postes de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) fueron derribados por el huracán y las comunidades de la sierra del Totonacapan quedaron en penumbras.
Quedaron incomunicados, no hay señal para los celulares y avisarle a sus familiares de las condiciones actuales tras el paso de «Grace».
Pero los daños colaterales van más allá, por ejemplo, hay quienes aprovecharon la desgracia y encarecieron el kilo de la tortilla que pasó de 16 a 25 pesos en pocas horas.
El maíz por almud (8 kilos) de 60 a 160 pesos; mientras que la masa de 10 a 21 pesos, pero también el precio de las láminas son 100 pesos más caras, esto ante la demanda del material debido a que muchas familias se quedaron sin techo.
Hay dolor y desolación; las pérdidas son demasiadas pero incuantificables. Las familias exigen la atención de los gobiernos federal y estatal. Claman la ayuda porque en las cosechas prácticamente lo perdieron todo.