Miguel Ángel Félix Gallardo, el narcotraficante conocido como el “Jefe de jefes” y encarcelado desde hace más de tres décadas rompió el silencio por primera vez y se confesó ante la prensa.
Félix Gallardo en silla de ruedas, ciego de un ojo y con un grado de sordera confesó ante las cámaras que su familia ya tiene listo lo que será su funeral, debido al mal estado de salud que padece, el ex cabecilla del Cártel de Guadalajara.
Desde el penal de Puente Grande en Jalisco, el prisionero contó a la televisora Telemundo que también padece pulmonía y tiene un brazo roto, el llamado “Jefe de jefes” con 75 años ya está resignado a morir tras las rejas.
«Mi salud es pésima, mi familia está haciendo un hoyo para yo ser enterrado en un árbol, no tengo pronóstico de vida ninguno, puesto que perdí todo”, dijo Gallardo.
«Me quitaron ocho hernias, me privaron de la vista, me privaron de los oídos y como ve, no puedo caminar”, relató.
Con pasos casi a tientas fue que llegó a lesionarse el brazo izquierdo en la caída, según relató al medio estadounidenses. “Lo perdí todo, soy un cadáver”.
Su familia ya ha clamado en otras ocasiones que el sentenciado pase sus últimos días fuera de prisión, pero no ha habido respuesta favorable.
Supuestamente, el ataque contra Enrique el “Kiki” Camarena fue en represalia por sus actividades como agente infiltrado que llevaron, entre otros golpes, al decomiso de más de 10 mil toneladas de marihuana, en el rancho del Búfalo, Chihuahua, causándole pérdidas millonarias a Caro Quintero.
Miguel Ángel Félix Gallardo fue arrestado un sábado 8 de abril de 1989. Tras su arresto le fueron incautadas diversas propiedades, incluidos un hotel, una farmacia, una empresa de bienes raíces, así como numerosas cuentas bancarias.
Inicialmente fue condenado a 40 años, pero en un nuevo juicio que concluyó en 2017 y dejó la cifra en 37 años por los mismos cargos cometidos contra el agente de la DEA y el piloto mexicano Alfredo Zavala.