Una leyenda de la aviación cumple su sueño espacial a los 82 años

CIUDAD DE MÉXICO./

Wally Funk es sin duda una pionera, pero también una mujer paciente.

Sesenta años después de unirse a un programa privado con la esperanza de convertirse algún día en astronauta, esta experimentada piloto estadunidense finalmente hizo realidad su sueño.

El multimillonario Jeff Bezos la eligió para acompañarlo en el primer vuelo tripulado de su compañía espacial, Blue Origin.

A los 82 años, esta mujer de pelo plateado y energía inagotable se convirtió en la persona de mayor edad en viajar al espacio.

También es un símbolo viviente de que la audacia y la perseverancia tienen su recompensa.

«Me gusta hacer cosas que nadie ha hecho nunca», comentó Funk en un video publicado hace unos días en Instagram por Bezos.

Mercury 13
Funk creció en Taos, una pequeña ciudad del oeste estadunidense, en Nuevo México. Cuando era niña, le apasionaba la aviación y tomó su primera lección de vuelo a los nueve años.

En la escuela secundaria, se le prohibió tomar mecánica, una asignatura reservada a los varones.

Pero esto no le impidió obtener una licencia de piloto y graduarse de la Universidad Estatal de Oklahoma, conocida por su programa de aviación. Hoy lleva registradas 19 mil 600 horas de vuelo.

A principios de la década de 1960, cuando Estados Unidos se preparaba para enviar al primer estadunidense al espacio, la NASA había seleccionado a hombres para hacerles pruebas como parte del legendario programa Mercury. Pero ninguna mujer.

Un médico que participó en el desarrollo de estas pruebas, William Randolph Lovelace, decidió hacérselas a mujeres en su clínica privada para ver si ellas también eran capaces de pasarlas.

Trece fueron elegidas para demostrarlo, dándole así apodo al programa, «Mercury 13».

Wally Funk era la más joven entre ellas.

Nos estaban poniendo a prueba al extremo», recordó en una entrevista de 1999 con la NASA.

Le inyectaron agua en los oídos para provocarle mareos. Tuvo que ingerir tubos de goma.

Sufrí mucho dolor, pero me acercaba al espacio, y ahí era donde quería ir», recordó.

Mejor y más rápida que los hombres
Durante otra prueba, fue encerrada en un tanque perfectamente insonorizado, lleno de agua a la temperatura exacta de su cuerpo para que no sintiera nada, en la oscuridad.

Estaba de espaldas, flotando en esta agua, sin poder usar mis cinco sentidos (…) solo tenía que quedarme ahí», contó.

Funk rompió el récord al permanecer allí durante 10 horas y 35 minutos.

Al final, me dijeron que había hecho el trabajo mejor y más rápido que cualquiera de los hombres», recordó durante la declaración en video.

Pero el programa fue descartado después de ser rechazado por la NASA y recién en 1983 iría al espacio la primera mujer estadunidense, Sally Ride.

Fue algo interesante, el hecho de que pudiéramos haber ido y simplemente no nos dejaron. Un perro fue. Un mono fue. Un hombre fue. Las mujeres también podían haber ido», afirmó Funk en 1999.

Sueños espaciales
Funk se postuló para convertirse en astronauta en la NASA en cuatro ocasiones. Fue rechazada todas las veces.

Una de las razones que adujeron fue que no tenía un título en ingeniería y no había completado el programa de vuelo en un avión de combate militar, algo imposible para una mujer en ese momento.

Pero a Funk nunca le faltaron ambiciones: se convirtió en la primera mujer inspectora de la agencia de aviación estadunidense, la FAA, y luego fue la primera investigadora de la agencia estadunidense a cargo de desastres aeronáuticos (NTSB).

Manejó más de 450 accidentes antes de su jubilación en 1984 y enseñó a volar a unas 3 mil personas.

Ahora vive en Texas. Y nunca abandonó su sueño de dejás atrás la gravedad y volar entre las estrellas.

En 1999, cuando se le preguntó sobre su mayor logro, respondió:

Si puedo llegar al espacio, será eso».

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