CIUDAD DE MÉXICO/
Lamentablemente en el mundo en el que vivimos está lleno de estereotipos, cuando no debería ser así.
Todos conocemos el estereotipo de rubia tonta, pero no tanto sus orígenes, los cuales, de hecho, nos muestran que las mujeres somos todas tan listas como bonitas. Hoy te contaremos la historia de Rosalie Duthé.
Quién fue Rosalie Duthé
Pese a ser considerada por muchos como “la primera rubia tonta”, atrajo la atención de muchos hombres de la Europa aristocrática del siglo XVIII, incluidos monarcas y príncipes, convirtiéndose en una de las cortesanas más famosas de su época.
Sin embargo, también fue mucho más que eso. Nacida el 23 de noviembre de 1748 en Versalles, Rosalie Duthé perteneció a una familia burguesa al servicio del rey Louis XV. Su posición no le permitió tener una institutriz, pero sí asistir al Convento de Saint Aure en París para recibir una educación católica.
A los 15 años, aburrida de la vida monasterial, fue enviada a vivir con una tía, Madame Duval, quien se decía se ganaba la vida como casamentera y también la que sería responsable de presentarle a Marie y Géneviève Rinteau de Verrières dos conocidas actrices y cortesanas por las que muchos hombres habían gastado fortunas enteras.
Tal encuentro sería clave en la vida de Rosalie, pues serían ellas quienes le enseñarían canto, comedia, actuación, danza, etiqueta y galantería a la joven, demostrando que el estereotipo de rubia tonta no era más que una apariencia.
Duthé estaba decidida a seguir los pasos de las hermanas, tanto como cantante de ópera, como de cortesana, pues había descubierto cómo ellas se beneficiaban de sus amantes y más importante: también cómo administraban sus ganancias.
Así, cuando tenía 17 y ya trabajaba como actriz, se convirtió en la cortesana de un arzobispo francés que le llevaba casi 30 años, demostrando el tipo de sociedad en que Rosalie intentaba sobrevivir como mujer.
A él le siguieron otros hombres hasta que la joven se introdujo en la socialité aristocrática, ofreciendo sus servicios primero a duques y luego a condes, hasta que en 1768 se mudó a Inglaterra, continuando con sus servicios, pero ahora en la realeza británica.
En este periodo, su belleza también fue registrada por diversos pintores y escultores, algunos comisionados por sus amantes, otros por ella misma y en ocasiones bajo la solicitud de renombrados artistas como Henri-Pierre Danloux y Jean-Baptiste Defernex.
Al llegar la Revolución Francesa, algunas de las propiedades que tenía en París fueron expropiadas, pero tras su regreso en 1816, uno de sus antiguos clientes y amigo le ayudó a recuperarlas. Ahí, continuó recibiendo visitantes, aunque en sus últimos años tenía una fuerte pérdida visual. Rosalie Duthé murió a los 82 años y fue sepultada en el cementerio Père-Lachaise, sin dejarle a nadie su fortuna, aunque dos de sus primas se beneficiaron de la venta de sus muebles por 9,000 francos.
Por qué se le atribuye el estereotipo de rubia tonta
Como puedes imaginar, esta fue una de las mujeres más astutas de su época. Además de tener un manejo financiero envidiable y sus dotes como artista, Rosalie también sabía moverse en el complejo mundo de la aristocracia.
Sin embargo, su trabajo como cortesana no tardó en indignar a la sociedad, por lo que pronto un escritor escribió sobre ella:
«Una criatura famosamente vacua que ha tomado las amables convenciones de la modestia femenina al extremo. Ha desarrollado el hábito de cargados silencios. Quizá no tenía nada que decir, pero su misterioso y secreto encanto, combinado con un número de otros encantos más tangibles, significa que logra atraer clientela del círculo social y político del más alto rango”.
Así, el estereotipo de rubia tonta se le atribuyó meramente por sus largas pausas antes de hablar, lo que en realidad parece no tener sentido alguno y ser más una exageración. Aunque, en realidad y desafortunadamente, las mujeres de este siglo también enfrentamos esas críticas sin fundamento en la actualidad.