CIUDAD DE MÉXICO
Una prueba más de que los muros no sirven para nada y solo afectan la vida silvestre, es el problema añejo de contaminación que cruza de México a Estados Unidos por el río Tijuana sin pasaporte ni visa.
Cientos y cientos de toneladas de basura, principalmente plástico, llantas y aguas residuales, que van a parar al Océano Pacífico.
El origen del conflicto es del lado mexicano, en Tijuana, en la colonia popular Los Laureles, donde el servicio de limpia prácticamente no existe para los 65 mil habitantes, por lo que todos los residuos que generan a diario terminan en arroyos, cañones y barrancas.
“Desde el 2017 ha estado como nunca, en época de lluvias por el agua, y en época de secas también, por qué, porque están permitiendo desarrollos que no tienen ninguna conexión con tubería, entonces toda la gente va al baño y hay escurrimientos permanentes”, explicó Fay Crevoshay, directora de Comunicaciones y Políticas de Costa Salvaje.
La representante de la organización ambientalista destacó que en parques y áreas naturales cerca de San Ysidro es común ver llantas que cruzaron la frontera y terminaron ahí en medio de un pastel de lodo y basura.
Advirtió que esta situación provocó, por ejemplo, que en 2020 se declarara emergencia sanitaria en 265 días de los 365 días que tiene el año, en Imperial Beach, California, famosa entre los surfistas por sus grandes olas y su agua fría.
Detalló que gracias al monitoreo en tiempo real que se realiza en Estados Unidos de los niveles de enterococos, se pueden prevenir afectaciones a la salud pública, ya que. en ocasiones, la materia fecal llega hasta las playas de Coronado, cuando la corriente viaja hacia al norte o Playas de Tijuana y Rosarito, en Baja California, cuando la marea va hacia el sur.
“Es un tsunami de basura, son montañas, hay que verlo para creerlo”, lamentó.
Después de ir y venir buscando la cooperación bilateral para terminar con la contaminación, Costa Salvaje como parte de la coalición “Corrientes Limpias” puso en marcha el proyecto #BájaleAlPlástico que incluye la instalación del primer sistema de retención de basura en las inmediaciones de la frontera entre México y Estados Unidos.
La barrera colocada el pasado mes de enero tiene una malla de acero galvanizado de 65 metros de largo por 1.5 metros de alto, que ya pudo mostrar su efectividad en la captura de residuos sólidos.
“En total con tres días de lluvia, hemos juntado 2.7 toneladas de basura y como unas 170 llantas, el siguiente reto es ahora qué haces con eso, el compromiso de nosotros es reciclar”, indicó.
Fay Crevoshay agregó que la otra parte del proyecto tiene que ver con garantizar la recolección de basura en Tijuana, y con una amplia campaña de comunicación y educación ambiental para que la población reduzca y elimine el plástico de un sólo uso, que prácticamente nos está llevando al suicidio como planeta.
Por el momento, los esfuerzos están enfocados en encontrar la forma de reutilizar y reciclar todos los desechos que se logran captar en el sistema de retención con la participación de gobiernos, empresarios y voluntarios de la sociedad civil.
