CIUDAD DE MÉXICO
Varios funcionarios del gobierno del presidente Donald Trump están renunciando en señal de protesta contra el fatal asalto al Congreso del miércoles, mientras otros que sopesan esa decisión han concluido que le deben a la ciudadanía quedarse hasta el final para garantizar una mejor transición de poder.
Sin embargo, algunos de los críticos de Trump no les dan mucho crédito a quienes se van ahora de sus trabajos, a menos de dos meses del fin del mandato de cuatro años. Consideran el gesto poco más que un esfuerzo por guardar apariencias.
«A nadie engañan esas conversiones de último segundo de aceptar a Jesús», dijo Rick Wilson, cofundador del Lincoln Project, un grupo de republicanos fieramente críticos de Trump.
Las secretarias de Educación y de Transporte de Trump, su jefe interino del Consejo de Asesores Económicos y su asesor adjunto de seguridad nacional están entre al menos nueve altos funcionarios de su gobierno que han presentado sus renuncias desde el ataque el miércoles al Capitolio por partidarios del presidente.
Trabajar para Trump ha sido una prueba para muchos que han soportado algunas de las acciones más provocadoras del presidente, incluso su apoyo a autoritarios, un hábito de denigrar burdamente a sus adversarios políticos y la facilidad y la frecuencia con que ha expresado falsedades para beneficio personal.
Pero la conducta de Trump en unas pocas horas el miércoles primero alentando a sus partidarios a demandar que el Congreso subvirtiera la elección y luego negándose a condenar la violencia fue demasiado para varios funcionarios de alto nivel.
No fue sino hasta el jueves por la noche, más de 24 horas después del sitio al Capitolio, que Trump condenó en un video las acciones de los atacantes y admitió su derrota electoral.
Varios funcionarios de la Casa Blanca y de agencias que seguían en sus puestos el jueves dijeron que se sentían confundidos sobre si deberían renunciar o no, temiendo lo que sucedería si Trump queda en sus últimos días en el cargo rodeado solamente por aquellos que alentaron sus peores instintos. En al menos un caso, una persona en el equipo de transición de Joe Biden pidió que los funcionarios siguieran en sus puestos para ayudar a facilitar el proceso de transición.
Las decisiones de quedarse o irse ocurren en un momento en el que los colaboradores ya han estado preparándose para salir, pese a la insistencia de Trump en los últimos dos meses de que los resultados de la elección serían anulados y de que él serviría un segundo mandato. Apenas el jueves Trump admitió en una declaración ante las cámaras que su presidencia termina el 20 de enero.
La secretaria de Educación Betsy DeVos y la de Transporte Elaine Chao se volvieron el jueves los integrantes más altos de la administración de Trump en renunciar por la revuelta en la capital estadounidense.
El ataque al Capitolio ‘me ha perturbado profundamente de una manera que no puedo ignorar’, expresó en una declaración Chao, esposa del líder de la mayoría senatorial republicana Mitch McConnell.
DeVos, en su carta de renuncia, acusa al presidente de incitar a la turba.
«No hay dudas sobre el impacto que su retórica tuvo en la situación y es el punto de inflexión para mí», escribió.
Al anunciar su propia renuncia, Mick Mulvaney, enviado especial de Estados Unidos a Irlanda del Norte y exjefe de despacho de la Casa Blanca, dijo que había mucha «introspección» en la Casa Blanca en estos momentos.
«Mucha gente se pregunta que, si renuncio hoy, quién tomará mi puesto y si mejorará o empeorará las cosas», dijo Mulvaney en una entrevista en CNBC.
Legisladores demócratas y republicanos dijeron que esperaban que Trump estuviera rodeado por asesores capaces en los días finales de su presidencia.
El senador demócrata Joe Manchin llamó el jueves a ‘los hombres y mujeres buenos que sirven honorablemente en todos los niveles del gobierno federal a quedarse en sus puestos por la protección de nuestra democracia’.
«Las acciones de un presidente deshonesto no dañan las imágenes de ustedes», dio Manchin.
«En lugar de ello, se reafirmarán su patriotismo y compromiso por el bien de nuestro país».
El senador republicano Lindsey Graham pidió a los miembros del aparato de seguridad nacional que sigan en sus puestos.
«Los necesitamos más que nunca», dijo.
«A quienes creen que deben dejar sus puestos para expresar su posición, les pido que no lo hagan».
Los dos demócratas de mayor rango en el Congreso, la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi y el líder de la minoría en el Senado Chuck Schumer, tenían una estrategia diferente en mente.
Dijeron que van a proceder con un esfuerzo de juicio político si el vicepresidente Mike Pence y el gabinete no invocaban la 25ta Enmienda de la Constitución para destituir a Trump.
Pero ninguna de esas opciones es consideraba probable cuando faltan menos de dos semanas para que acabe la presidencia de Trump.
Un funcionario del gabinete, el secretario interino de Seguridad Nacional Chad Wolf, dejó claro que él se queda hasta el final ‘para garantizar que el foco de la administración sigue en las graves amenazas que enfrenta nuestro país y en una transición ordenada al equipo de Seguridad Nacional del presidente electo Biden».
Pero muchos en la Casa Blanca, incluso funcionarios de alto nivel y personal de menor rango, seguían debatiendo si se van o no, de acuerdo con dos personas familiarizadas con las deliberaciones internas. Las personas hablaron a condición de preservar el anonimato.
Uno de ellos dijo que muchos de los que ya se han ido o sopesan irse saben que sus decisiones serán vistas como un intento cínico de separarse de Trump teniendo en la mira sus propios futuros. El otro, un alto funcionario de la administración que ha decidido quedarse, dijo que hay personas que han pensado irse, pero que se sienten responsables de seguir trabajando para asegurar una transición fluida.
Wilson, de The Lincoln Project, dijo que una denuncia de última hora a Trump no va a ayudar a los funcionarios renunciantes a perder su mancillada conexión con su presidencia.
«Ellos van a tener su revisionismo histórico, van a tener su heroísmo imaginario», dijo Wilson. «Pero el país va a saber quiénes son esos individuos».
Madhani reportó desde Chicago. Las periodistas de The Associated Press Deb Riechmann en Washington y Meg Kinnard en Columbia, Carolina del Sur, contribuyeron a este reportaje.